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Marco Gentile

La Terrible y Poderosa Gloria de Dios


El virus viene como tormenta de arena

Se mete por los ojos y la boca

Llena los pulmones de miseria

Confina al pobre sin sustento

a comerse, de a poco, su propio hígado.

No hay poder humano que lo detenga

Las “medidas” solo prolongan la agonía

Solo Dios puede traer lluvia al desierto

¿Pero qué sabemos nosotros de lluvia

si para la bendición tenemos tuberías?

¿Qué sabemos “los buenos”

del significado del pan sobre las aguas?

¿Cuántas veces dimos como la viuda,

Pobre vieja que daba sus dos blancas?

¿Hemos –acaso Dios- guardado tus preceptos?

¿En qué lugar hemos colgado tu Palabra?

Vimos el dolor y lo cubrimos de excusas

Oímos el llanto y subimos la música

Y cuando vimos al sucio y desvalido

Olvidamos que en casa

Tapiado de olvido

estaba el abrigo que tú le mandaste.

¿Qué es otro dolor para el sufrido?

¿De qué se priva el pobre allá en el barrio

que antes tuviera como nosotros tuvimos?

¿Tan torpes somos los “inteligentes”

que no entendemos Tu Justicia? ¿Tan bestias somos delante de ti

que seguiremos mascando ese bocado?

Ahora, este mal que has permitido

nivela el sufrimiento para todos

Equilibra el miedo con el desespero

Carcome como sarro la moneda

y confina la mirada en el desierto.

Ahora si lo vemos, Señor, ahora si lo vemos

¿A quién, lejos de ti, a quién tenemos?

¿Quién es el líder? ¿Quién es el Supremo?

¿Fuera de ti, a quién recurriremos?

Porque tú librarás al que clamare,

Y al afligido tomarás entre tus brazos

Y salvarás la vida de los pobres

o los llevarás ¡por fin! hacia tu seno…

¡Lloren los gobiernos, llore el pueblo!

Levante su mano el poderoso

y baje la cabeza a ras de suelo,

No esperes el ruego del menesteroso

Haz como Dios, que te bendice

aún en tus ronquidos y en tus sueños…

Y aquellos que a diario invocamos tu Gloria

Creyendo que veríamos un gran espectáculo

lleno de luces y efectos especiales

Vemos que tu Gloria es Terrible y Poderosa:

Que arrasa la visión y el pensamiento

Que aplasta la maldad con furiosa estampida

Que limpia destempladamente la herida quemada

Que sacude al mundo con pestes históricas…

Es tu Gloria el Poder que hemos provocado

Perdona Señor a tus hijos rebeldes

Míranos hoy, estamos humillados

Somos un mundo de indigentes

Manda la lluvia, Señor, y aprenderemos

lo que querías decir en primera de crónicas:

Si se humillare mi pueblo

sobre el cual mi nombre es invocado

y oraren, y buscaren mi rostro

y se convirtieren de sus malos caminos;

entonces yo oiré desde los cielos

y perdonaré sus pecados

y sanaré su tierra.

Marco Gentile

Departamento de Redacción NotiCristo

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