
El Apóstol Pablo en su carta escrita a los Romanos nos plantea una filosofía de vida que pudiera ser algo contradictoria y muy difícil de comprender, y es que: "A los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien".
Sí, qué difícil puede ser entender que algo que considerarías en tu perspectiva humana como desfavorable, malo o trágico, pueda ser un plan de nuestro Dios para llevarte a un nuevo nivel de bendición y victoria. El mismo autor nos expresa también que "Todo lo podemos en Cristo pues Él nos fortalece". Todo nos ayuda para bien, todo lo podemos, sin embargo hay una condición y tiene que ver con una convicción firme de creer en Jesús, poder seguirle y hacer su voluntad.
Hoy en tiempos tan turbulentos, no solo en nuestro país sino en el mundo entero, vemos el trágico suceso de que miles de personas están falleciendo a causa de un virus, y la impotente reacción de las naciones al no dar aún con la cura es remitirnos a todos a un confinamiento global; pues se cree que es la medida que puede aminorar el número de contagios, mas esta no es la solución a la problemática, solo promueven un clima de crisis y colapso económico.
Sin embargo, hoy quiero hablarte sobre algo que podemos desarrollar para poder buscar soluciones más cuerdas, tener nuestras mentes más ágiles y ser capaces de poder aportar; no importa lo poco que puedas hacer, sino lo efectivo y beneficioso que resulte para tu entorno. Te hablo de La Resiliencia, definida como la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas y no solo eso, sino de poder salir fortalecidos y victoriosos de tales situaciones; es que no en vano escribió el Apóstol Pablo sobre que todo eso nos ayudaría para bien.
Ahora, la Resiliencia no es una capacidad innata, es algo que vamos a ir desarrollando en la medida en que nos enfrentemos a situaciones difíciles como pérdida de seres queridos, pérdida de la actividad laboral, bienes materiales u otras situaciones adversas. Es entonces cuando podemos mirar nuestros recursos psicológicos y espirituales que nos van a fortalecer ante tales sucesos y nos permitirán ver el lado positivo y edificante de la situación, sin dejar de lado nuestras emociones más sensibles, pues ¿a quién no le afecta la partida de un ser querido, un divorcio, un despido laboral, una estafa, el diagnóstico de una enfermedad terminal, el periodo de adolescencia de nuestros hijos o una crisis financiera?. Creo que aunque nos mentalicemos para esperar tiempos difíciles, nos cuesta adaptarnos al experimentarlos. Es por ello lo fundamental de desarrollar esta capacidad, y que no se le confunda con resignación o conformismo, es simplemente adaptarse y sacar el mejor provecho y aprendizaje para luego catapultarse a la victoria, ya que todos los días nos enfrentamos a batallas de la vida, grandes o pequeñas igual nos entrenan para lo mejor. Sin embargo tu eres quien decide si esa batalla es un entrenamiento para mejorarte y potenciarte o un obstáculo para hacerte tropezar y hundirte.
La Resiliencia nos permite ser flexibles ante las eventualidades
Sabemos que todos tenemos rutinas de vida muy marcadas, en donde poco consideramos las contingencias y al principio de las emergencias seguimos reaccionando de la misma manera como si nada hubiese pasado. Ser resiliente es ser flexible al adaptarse de forma rápida al cambio para no colapsar, es tal vez decir que hoy me arropo hasta donde me alcance la cobija aun cuando ayer me sobraba, de que hoy ingiero solo una porción de alimento cuando ayer disponía de opciones, que hoy solo compro lo prioritario cuando ayer compraba compulsivamente todo lo que estaba en oferta.
No solo ayuda la flexibilidad, sino también el optimismo de ver que tu estado actual es pasajero, que estás preparándote para algo mejor, algo superior; que esta situación actual te deja una enseñanza, te deja recursos, te remueve las bases y te dice qué tan firme eres o puedes llegar a ser. Esta situación que pudieras considerar como crisis, puede ser vista como una oportunidad para ser mejor, en tu personalidad, carácter, finanzas, en tu visión; ese es el optimismo que se puede poner en práctica ante estas situaciones.
La resiliencia nos ayuda a ver cada período de crisis como una nueva batalla para el éxito, así que ánimo. Todos en esta temporada de confinamiento hemos sido llamados a sacar lo mejor de nosotros, a pensar en qué cosas están siendo limadas y forjadas en tu carácter, a pasar más tiempo con tus seres queridos ya que estabas acostumbrado a los afanes de la vida diaria. Esto es un alto para ver tantas cosas con tu familia que tal vez habías dejado de ver, un alto para llegar a valorar más las relaciones de vida, como lo expresa el libro de Santiago: que la vida es como neblina, en un momento está y al otro se desvanece. Es darte cuenta que atiendes y alcanzas tantas cosas, pero ¿cuántas de esas cosas te están edificando y siendo útil para mejorar tu entorno familiar, comunal, laboral, espiritual y ministerial?. Esta temporada te lleva a la reflexión para evaluar quién eres y quién quieres ser realmente, te lleva a evaluar qué tanto estás listo para la eternidad. En una próxima entrega te daré algunas características y hábitos de personas resilientes para que comiences a practicarlas y potenciar tu vida. ¡Bendiciones y adelante!
Luis Medina
Departamento de Redacción Noticristo