
Dios es providencial. Él está involucrado totalmente con su creación. Cuando pensó en la alimentación del ser humano, trazó un diseño perfecto que revela su carácter sabio, detallista y amoroso. Se ocupó de proveer las vitaminas, minerales y demás nutrientes, por medio de la misma naturaleza, mediante semillas, frutas y vegetales. La biblia dice que por la orden de Dios “Produjo la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno” (Génesis 1:12)
De ese modo Dios dejó establecida la base para la gastronomía. Aunque esta palabra la inventamos los humanos para denominar las leyes y normas que rigen el contenido y la forma de lo que nos llevamos al estómago; su diseño (lo que es bueno y lo que no lo es) ya estaba predeterminado por Dios, en su creación. Por eso Dios estableció que la tierra produjera semillas, vegetales y frutos, como medio primario para proporcionar nutrientes y vitaminas a nuestro cuerpo.
La providencia de Dios se evidencia de una manera tangible hoy día, una muestra de ello son los frutos de temporada. Dentro de la gran variedad de frutas que Dios nos ha regalado, encontramos una de gran valor alimenticio en esta temporada: el mango. Una fruta tropical, versátil, refrescante y de fácil digestión, que destaca por sus propiedades nutritivas, y que es reconocido como el rey de las frutas tropicales debido a su exquisito y peculiar sabor.
Como parte de los nutrientes que el mango aporta para el organismo humano, destaca la vitamina E, uno de los antioxidantes y protectores cardíacos más eficaces; vitamina C, y dentro del complejo B aporta el ácido fólico. Es rico en provitamina A, útil para prevenir enfermedades infecciosas y cutáneas; y fortalece el sistema inmunológico, a la vez que proporciona magnesio y potasio, minerales que ayudan a mantener en buena forma el sistema muscular, previniendo la osteoporosis.
Con todos los beneficios que Dios nos otorgó en su providencia mediante este fruto, lo mejor que podemos hacer es aprovecharlo como recurso disponible, y accesible a nuestra economía, para preparar con él deliciosos platos, que no solo aporten nutrientes, sino que también traigan deleite a nuestro paladar. Por esa razón les compartimos esta receta, cuyo protagonista es el mango, para que cuando la prepares y la disfrutes, reconozcas que esta fruta forma parte del diseño gastronómico y providencial de nuestro Dios.
TORTA DE MANGO
Ingredientes:
2 mangos grandes maduros; 2 Tazas de harina de trigo; 2 Huevos; 1 Taza de azúcar; 1/4 de taza de aceite; 1 Cucharadita de polvo de hornear; 2 cucharadas de azúcar glas; 3 cucharadas de azúcar; 1/2 taza o 125 ml de leche; una cucharada de esencia de vainilla.
Preparación:
Pelar y picar en cuadritos uno de los mangos. Agregarle 3 cucharadas de azúcar. Pelar, picar y licuar el segundo mango, agregarle al licuado de mango los dos huevos, la media taza de leche, el aceite, la vainilla y la taza de azúcar, licuar todo esto.
Colocar todo en un bol y agregarle la harina cernida junto con el polvo de hornear. Agregarle el mango en cuadritos que teníamos reservado en forma envolvente, y colocar en un molde previamente engrasado y enharinado.
Hornear en horno precalentado a 180 centígrados por espacio de 25 a 30 minutos. Dejar enfriar y decorar con azúcar glass.
¡Buen provecho! Disfruta de la gastronomía providencial de nuestro Dios.
Mélida Vera de Petit
Departamento de Redacción NotiCristo