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Pr. Elías Hurtado

¡Peligro! ¡Halloween!


No es extraño ver en estos días, la publicidad alusiva a la popular celebración de Halloween. Los contenidos de los canales de televisión, las tendencias de las redes sociales, y las ambientaciones en los centros comerciales, tiendas y grandes compañías, son alusivas a esta fiesta que celebra el mundo globalizado, y que forma parte de un culto pagano mediatizado, del que por ignorarlo, muchos se hacen participantes, y del que otros sacan provecho para capitalizar sus arcas.


Halloween, también conocido como noche de brujas o noche de víspera de difuntos, es una celebración moderna que internacionalmente es realizada en la noche del 31 de octubre y se asocia a menudo con los colores naranja, negro y morado, fuertemente ligados a símbolos como la “jack-o'-lantern”, una calabaza monstruosa labrada e iluminada, y a las actividades típicas: el famoso Truco o Trato y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura de historias de miedo y las películas de terror.


Según la teoría tradicional, Halloween tiene su origen en una festividad céltica conocida como Samhain, que en irlandés antiguo significa «fin del verano», porque durante esta celebración se despedían de Lugh, el dios del Sol. Esta festividad marcaba el momento en que los días se iban haciendo más cortos y las noches más largas. Los celtas, al igual que muchas culturas prehispánicas, creían que en Samhain los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los vivos.


El año céltico concluía el 31 de octubre en el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos esto significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años de generación en generación. La costumbre era dejar comida y dulces afuera de sus casas a manera de ofrenda, y era común encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y descanso junto a Lugh.


Con el auge del catolicismo, esta fiesta pagana se cristianizó, y comenzó a llamarse “La Víspera de Todos los Santos”. La traducción en inglés es, “All Hallow´s Eve”, de ahí nació la palabra “Halloween”. Con la inmigración irlandesa a los Estados Unidos, en 1846, llegó esta tradición al continente americano y de allí se exportó a todos los demás continentes.


Las tradiciones pasan de generación en generación y con el tiempo van variando sus prácticas. En nuestros días el Halloween se ha vuelto algo que pareciera más comercial, divertida, e inofensiva, sin embargo, mantiene aún su esencia de rendir culto a la muerte. Lo que muchos no saben, es que los hechiceros, médiums, espiritistas y satanistas esperan esta fecha para realizar sus rituales oscuros, invocando espíritus y demonios, ofreciendo sacrificios animales y de humanos, prácticas prohibidas por la palabra de Dios.


El Señor advirtió a su nación, que debían evitar estas tradiciones paganas, ocultistas e idolátricas,1 pero la Biblia señala “que el pueblo perece por falta de conocimiento”.2 Necesitamos advertir a nuestros hijos, de los peligros de participar de este tipo de actividades, que se presentan atractivas para un mundo en busca de diversión y mucho más para jóvenes y niños que son los más vulnerables porque no disciernen lo bueno de lo malo.


Las personas no deberían involucrarse con ningún tipo de práctica ocultista, la participación en ellas, abren puertas a los demonios que reciben derechos legales para atormentar y perturbar a las personas.


El Halloween por medio de Hollywood ha rendido culto al terror, a la muerte, y al ocultismo en forma abierta. Pero, ¿Por qué contaminar la casa, perturbando la paz del hogar participando de prácticas que ofenden a Dios? Muchos niños y jóvenes, en las noches, tienen miedo, no pueden dormir, y temen apagar la luz de sus habitaciones, porque sienten que algo o alguien los mira, tienen pesadillas, despiertan a media noche gritando y todo esto por presencia de espíritus inmundos.


Evitemos que los contenidos de la televisión y las redes sociales minen las vidas de nuestros hijos. El ocultismo es uno de los medios con los que las tinieblas quieren infiltrar nuestros hogares. Cerremos las puertas a las maldiciones, y evitemos que estas lleguen a nuestras familias, enseñemos a nuestros jóvenes y niños la razón de no participar en estas fiestas. A fin de cuentas, “¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial?”3.



1Oseas 4:6 2Deuternomio 18:9-14 32Corintios 6:14-15



Pr. Elías Hurtado

I.A. “Agua Viva”

Departamento de Redacción NotiCristo


Diseño: Publicaciones Gentile


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(Romanos 10:14-15)

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