En estos días de lucha y desasosiego, de malas noticias y crisis en todas las áreas, he encontrado reposo y consuelo en este versículo: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.” (Isaías 61:10 RVR1960)
Me identifico con el profeta, porque cuando se sintió vulnerable, y vino a la presencia del Señor, encontró, no solamente alivio, sino que la unción del Espíritu Santo, le impartió una Palabra que cambió su estado emocional, y su actitud. Él dijo: “Yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación”.
Me gusta lo que pasó en Isaías, y puedo establecer una línea que conecta su espíritu y su alma con Dios. Después de un tiempo de pena, dolor y frustración, el profeta recibe el derramar del Espíritu de Dios, y no solo recoge el bálsamo de su aliento en el momento de desesperación, sino que es empoderado en la potencia de la unción divina.
¿Qué hacer cuando nos sentimos angustiados?
Cuando nuestra alma está angustiada, la única opción que tenemos para ser repotenciados por el Señor, es venir a su presencia, y declarar lo que en Él tenemos, el profeta dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí”, y empezó a proclamar todo lo que Dios le había dotado para hacer.
Establecer el empoderamiento de nuestro llamado, como una base para clamar, en medio de la tempestad, nos asigna un recurso poderoso en Dios, porque manifiesta nuestra dependencia en Él que nos llamó, y en su responsabilidad para venir en nuestro auxilio.
Pero el profeta también dijo: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios”. Y esa es una poderosa declaración que vale la pena escudriñar. Alegrarnos y gozarnos, nos permite afianzar nuestro corazón en Dios, incluso en medio de la cruel tormenta que nos ha tocado vivir, trascendiendo nuestra dimensión sufriente, y elevándonos a las alturas de la dimensión de Dios.
No se trata de engañarnos a nosotros mismos negando las realidades que nos rodean, sino que el cambio de dimensión se produce cuando hallamos, en el carácter de Dios, un asidero firme de donde aferrarnos, para mantenernos de pie, en pleno momento de tempestad.
¿Cómo gozarse en medio de la crisis?
Isaías declaró: Me gozaré y me alegraré. Estas dos expresiones pareces ser lo mismo, pero son esencialmente diferentes. “Me gozaré en Jehová” Significa operar en el fruto del Espíritu Santo. Es una convicción más que una emoción. No depende de las circunstancias que te rodean sino de una certeza interna acerca de quién es Dios y de una total persuasión de su carácter inmutable.
El apóstol Pablo dijo: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” y añadió “Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 8:35-39 RVR1960)
Cuando estás seguro de su amor, sabes que Él no te dejará hundir en medio de la tormenta. ¿No hay alimentos en tu alacena, ni dinero en tu cuenta? ¿La enfermedad ha llegado a tu hogar? ¿Tus hijos están rebeldes? Nada de eso puede destruirte, aunque te derribe, si te aferras a la confianza de que Él te sostiene.
Tu vida está en sus manos. Tu familia también. El mundo entero sigue siendo sostenido por Él. Nada se escapa de su control. Él puede hacerte andar en tus alturas, a pesar de tus circunstancias. Esa convicción espiritual es la que produce el gozo que viene de Él. Y solo de Él. Eso es lo que significa “Me gozaré en Jehová”.
¿Cómo Alegrarse a pesar de las malas condiciones?
Isaías también dijo: “Mi alma se alegrará en mi Dios…” ¿Cuál es la diferencia entre gozarse y alegrarse? El gozo es un fruto del Espíritu, La alegría, una expresión del alma. El alma, es el asiento de la voluntad, las emociones y los pensamientos. Cuando nuestra alma está en control de nuestra vida, las emociones tienden a dominarnos: Nos deprimimos, angustiamos, y enojamos… porque son reacciones del alma.
Pero un secreto de victoria, para los creyentes, es someter nuestra alma, al control del Espíritu Santo. Y esa opción está dentro del ejercicio de nuestra voluntad.Alegrarte Es una decisión. El salmista David sometía a su alma, ordenándole que alabara al Señor. Porque Él entendía que lo natural en medio de las dificultades no es estar alegres, ni felices, sino enojados o tristes.
David entendía que el alma se sujeta mediante las disciplinas espirituales: La oración, la búsqueda de la presencia divina, la conexión con el Señor. Y esas cosas son las mismas que debes hacer tú también.
En el día de la angustia y la dificultad: Busca al Señor, proclama la encomienda que te ha dado, y decide alegrarte y gozarte en él. Aunque todo vaya mal, proclama como Habacuc: “Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación.” (Habacuc 3:17-19 RVR1960)
Pra. Libna Villegas de Parra
Departamento de Redacción NotiCristo
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