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Buscando a Dios con el asistente de Google


Buscando a Dios con el asistente de Google

¿Te has encontrado buscando a Dios con el asistente de Google? Quizá no entiendas a qué me refiero, por eso mejor voy a describírtelo…


Pasa casi siempre a la hora de dormir. Empieza como un festín de sentimientos angustiosos que enturbian tu emoción y te anulan la razón. Esa sensación de realidad dolorosa te consume las vísceras, con su densidad emocional, y se agudiza cuando permaneces acostado, flotando en la nada, con la mirada inquieta y el semblante demolido.


Es allí, de repente, que una silenciosa agitación interna se pone en marcha. Echas mano al teléfono —casi un órgano vital—, ves las redes sociales, revisas el WhatsApp, el Instagram, el menú del android, tus fotos... buscas y buscas, pero estás cansado. Deseas encontrar algo que intuitivamente sabes que no está allí: buscas recomponer los pedazos triturados de tu alma.


Con brío espeluznante, todas las ansiedades fugaces que no tuviste tiempo de alimentar en el día, te arrinconan durante la noche y no es sencillo lidiar con eso. Te oprime el no poder darle forma comprensible a esa turbación emocional que refleja tu insatisfacción.


Es normal en ese punto, que también abras Google para realizar alguna búsqueda nefasta, pero, si en vez de buscar una estupidez, te detuvieras un momento e hicieras la pregunta: “¿qué quiero encontrar realmente?” La respuesta tomaría contornos sorprendentes. Para mí, tiene forma humana y sugiere el título del amor.


Siempre tenemos deseos imposibles en lo inmediato: que el transporte público funcione, un trabajo de 1000 dólares la hora, que te defiendan como Will Smith a su esposa, que los políticos hagan su trabajo, o sencillamente, disfrutar un día sin estrés ni tristeza.


Pero hay una búsqueda de deseos más profunda, que solo unos pocos afortunados la logran descubrir, y es posible que el inquietante paso a paso de las noches eternas, lo que te indique con insistencia es que estás buscando a Dios con el asistente de Google.


Aristóteles decía que el sentido que más nos inspira el conocimiento es la vista y a través de la Internet podemos conseguir ver de todo lo queramos. Pero no por eso ahora somos más sabios, ni más felices que él.



De hecho, en estos tiempos, cuando llega la hora de dormir, las personas ya no sienten miedo de un animal que del inframundo venga a devorarles el hígado mientras duermen. En cambio, asisten invariablemente cada noche al eterno banquete de su hígado emocional.


La pandemia trituró los sentimientos de mucha gente. Nos privó del calor humano y dejó servidas unas condiciones socioeconómicas bastante desafiantes: La guerra Rusa-Ucraniana, las crisis políticas, las batallas intestinas entre ideologías miles, y hasta nuestro propio corazón roto.


Vivimos en medio de millones de seres tan secretamente devastados, que como tú, jamás hablarán de lo que les pasa.


Pero un buen recordatorio de nuestra fragilidad lo encontramos en la Biblia. En ella hay una mar de historias de liberación, nacimiento, crecimiento, caída, y superación. ¿Y qué de la fe en Cristo? ¡La fe es lo medular! Cada heróica campaña de hombres y mujeres registrada en Las Memorias Sagradas, fue impulsada por ella.


Por eso es que antes de dormir, el salmista emocionado por el recuerdo de las obras del Señor, recomendaba “meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama y callad". (Salmo 4:4)


La fe no es una autosugestión optimista impulsada por la voluntad. Sin embargo, hay veces en las que he tenido que lidiar con eso, y aceptar que sí posee algo de optimismo ciego y brillante, aunque arda:


“Por la Palabra de Dios entendemos que el Universo que se ve fue hecho de lo que no se veía”


“Dios llama a las cosas que no son como si fuesen”


“El que pide, recibe” “No debes dudar"


“Ve, Naamán, y sumérgete siete veces en el río y quedarás limpio de tu lepra”.


Fe es valentía.


Es cierto que en esos momentos de búsqueda incesante por las noches, se suele colar un recuerdo trágico, una nota discordante en el libreto de tu vida, una vivencia perdida que quisieras recobrar y también es verdad, que el insípido sabor de lo que te rodea puede dejarte más seco y desabrido.


Pero a veces lo único que deseas es tener un botón para llorar y soltar todo... ¡y es que Dios tiene medios hasta para eso!


A veces, en las formas más extravagantes, se aparece de súbito en tus sueños. Te representa imágenes vívidas de aquello que necesitas o de lo que te angustia.


También en los buenos libros, en las bellas películas y en el arte en general, El Gran Poeta del universo te deja disfrutar las rúbricas llamas de la felicidad, y tu corazón sana de a momentos.


Jesús Adrián Romero lo veía en la gente necesitada, y al prestarse a ayudarlas, él mismo era consolado de su padecimiento.


El brillo de la vida es el amor. Pero ese destello puede tener su mayor verdugo en la Internet y las redes (rejas) sociales. Estas funcionan como bolsas plásticas que pueden ahogar el sentido de la vida con su vanidad.

La comunidad de fe, en cambio, es ese sencillo engranaje que te hace vibrar junto a los demás. Vengan de donde vengan, la iglesia es un nuevo jardín de infancia donde todos somos como niños y tenemos un solo Padre y amoroso Maestro que nos cuida. Luego, hay niños bien berrinchudos…


En fin, no es fácil vivir la vida —La soledad nocturna agrava esa sensación—. Entenderla es imposible. Y a quien la entiende, ya no le importa tanto como para retenerla. La traspasa, como una transfusión sanguínea, que nos hace sonreír a todos un poco mejor, y menos contorsionados que antes.


La fidelidad de Jesús nos hace transitar el ciclo heróico de este misterioso obsequio de la existencia, amando a Dios y a los otros. Troca en luz la noche.


En cada pecado, en cada traición que damos el mando de nuestro querido Capitán, la fe en Su invencible amor, nos tiñe de Su sangre y adhiere a nuestra piel pequeñas astillas de su cruz.


Ese amor incalculable es lo que nos reconciliará con el Padre, sin depender del asistente de Google. Nos devolverá la esperanza y proveerá una tabla de surf profesional para navegar en la Web sin perecer en el intento.


Es ahí donde tendremos una oportunidad más para sonreírle desbordadamente a la vida y volver a creer tierna, suave y ciegamente en Él, hasta que regrese…


“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.


Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.


Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.


Aun las tinieblas no encubren de ti… Lo mismo te son las tinieblas que la luz.” (Salmos 139:7-12 RVR1960)



Elvis Russo

El Tigre- Venezuela


Diseño:




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