Serie: Cada mañana
Día 2: Recoge su provisión
Dios conoce por anticipado nuestras necesidades. Antes que le pidamos, Él ya sabe de lo que carecemos. Y se adelanta a responder a nuestras insuficiencias.
Cuando el pueblo de Israel estaba atravesando el desierto, experimentaron de un modo único la gracia de un Dios que sustenta. Todos los días recibían sostén y provisión de parte del Cielo. La Biblia narra que a diario Dios hacía llover el maná sobre el desierto.
“Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía.” (Éxodo 16:21)
Así como Dios proporcionaba el maná para todos cada día en el desierto, el sustento de Dios también viene a diario para todos nosotros. La provisión siempre será más abundante de lo que necesitamos, sin embargo, Dios nos manda a tomar solo la porción necesaria para cada día. Jesús dijo: “Bástele a cada día su propio afán” y “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”.
Preocuparnos por la provisión de mañana, es entrar en afanosa inquietud. Dios quiere que dependamos cada día de Él y su porción sustentadora. Pero por otro lado, la provisión es algo que nosotros debemos procurarnos. El maná caía, pero ellos debían recogerlo. Y debían hacerlo temprano, porque lo que no guardaban, se derretía.
Cada día Dios provee oportunidades e ideas, para producir tu sustento. Pero tienes que ir por ellas. Poner la acción de recogerla cada mañana. Ser diligente y buscarlas desde temprano.
La Biblia dice que “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia… Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento…” (2 Pedro 1:3-5)
Cristo es el maná que descendió del Cielo, Él es nuestra porción y herencia. Mediante su conocimiento recibimos de Dios todas las cosas que pertenecen a la vida (sustento y provisión) y a la piedad (gracia y fe). Pero a causa de eso mismo, nos corresponde a nosotros añadir diligencia para añadir lo que hace falta: virtud, conocimiento y carácter.
Por tanto, si se acabó lo que había en tu cuenta, tu alacena o tu bolsillo, duerme tranquilo esta noche, sabiendo que la provisión del Cielo está asegurada cada día para ti en el almacén Celestial. Mañana también podrás recoger tu maná.
Lo que te corresponde cada mañana es salir diligentemente a recoger las bendiciones que Dios ha provisto para ti a través de Cristo.
Libna Villegas de Parra
Serie: Cada mañana
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