Serie: Libertad
5. Comunidad
¿Alguna vez escuchaste la frase: “Mi derecho termina donde comienza el de los demás”? Esta es una máxima muy profunda, que busca la justicia y equidad, pero que en la práctica te será muy difícil hacer valer; y mucho más, cuando la gente que te rodee sea creyente de una “libertad” que les permita hacer lo que les venga en gana.
Ese tipo de creencia irresponsable terminará en algún momento arruinando la paz de tu convivencia en sociedad; Cuando a unos pocos se les ocurra que para defender lo que consideran su derecho, violenten el tuyo… o viceversa.
Hace unos días en varias ciudades de Colombia, se desataron protestas muy violentas, porque personas que se sentían afectadas en sus derechos, debido a una reforma tributaria impulsada por el gobierno, salió a las calles a manifestar su descontento.
Ejerciendo un derecho civil –a protestar- mucha gente se manifestó en contra de esta medida, pero el asunto se salió de control cuando empezaron a atacar con violencia a las entidades públicas y privadas, destruyendo muchas instalaciones gubernamentales, establecimientos comerciales, y bienes de uso público.
La violencia desatada, en defensa de un derecho, generó un inusitado ímpetu represivo de parte de los organismos de seguridad de la nación, y todo acabó muy mal: 1136 autobuses y 206 estaciones destruidas; 96 comandos de policía y 475 vehículos institucionales atacados; más de 126 ataques a misiones médicas y ambulancias; ataques vandálicos a más de 700 entidades comerciales, bancos y medios de comunicación… y pare usted de contar.
Ante esto, te puedes preguntar: ¿Y dónde quedaron los derechos de los demás? ¿Qué de la libertad de los que sufrieron tal destrucción?
Pablo dijo: “Mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles.” (1 Corintios 8:9 RVR1960) Porque Él entendía que más allá de nuestra libertad y derecho, está nuestra responsabilidad de cuidar también de los demás.
Si quieres vivir en verdadera libertad, necesitarás reconocer el derecho de la comunidad que contigo convive. Es como si pertenecieras a un cuerpo. De esta manera “Si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.” (1 Corintios 12:26 RVR1960).
Cuando empieces a desconocer e irrespetar la libertad de los demás, paulatinamente empezarás también a perder la tuya.
Pr. David Parra
Serie: Libertad
Dpto. de Redacción NotiCristo.
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