top of page

Cuando Jesús volcó las mesas



El día que Cristo entró a Jerusalén, en el tercer año de su ministerio, fue recibido con aplausos, alfombra de palmas, mantos tendidos delante de su asno, y gritos de alabanzas.


“¡Hosanna!” -Era la exclamación de las multitudes- “¡Sálvanos Señor!”


“¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” -Coreaban a una voz.


Las voces de júbilo, emocionaban al populacho. Hombres, mujeres y niños, celebraban emocionados la llegada del mesías. Sin duda, fue una entrada triunfal a Jerusalén.


Pero después de entrar en la ciudad, Jesús se dirigió directo al templo, al centro de los afectos tradicionales, religiosos y espirituales de la nación Judía; y llevaba claras sus intenciones de producir un cambio allí.


Cuando entró en el templo, su actitud era diferente. El celo divino por la casa de Dios le consumía. Echó fuera a todos los que vendían y compraban, volcó las mesas de los cambistas, y derribó las sillas de los que vendían palomas.


Los comerciantes se enojaron. Los fariseos criticaron. Los instintos asesinos en su contra se azuzaron, y la misma multitud que coreaba su ingreso a la ciudad, hizo silencio. Pero solo un grupito celebraba: Los niños.


Después de la limpieza del templo hecha por Jesús, los niños solamente seguían alabando a Dios, y celebrando a Cristo con sus gritos: “¡Hossanna al hijo de David!”. La Biblia dice que después de Jesús limpiar el templo:


“Se le acercaron en el templo ciegos y cojos, y los sanó. Pero cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley vieron que hacía cosas maravillosas, y que los niños gritaban en el templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron.” (Mateo 21:14-15 NVI)


¿Qué actitud tomarás frente a la confrontación de Jesús?


Quizá sucedió del mismo modo, cuando Cristo entró en tu corazón: Hubo ruidos de gozo, alegría y cantos de alabanza. Muchos te felicitaron en la iglesia. Fue una grata emoción la que viviste el día que recibiste a Cristo como Señor y Salvador.


Pero Jesús vino a tu vida, no solo para provocar emociones, sino para generar también cambios que necesitas dar.


Jesús entra en nuestra vida, buscando el centro de nuestra adoración: Nuestro corazón. Y llega allí para establecer su orden, y generar transformación. Cuando eso pasa, las cosas no pueden permanecer igual.


La entrada de Jesús al templo, definitivamente trajo un cambio en ese centro de adoración. Y lo mismo quiere hacer en nuestras vidas. Cristo volcó las mesas de los cambistas, porque no iba a tolerar que la comunión y el sustento (que figurativamente están representadas en una mesa), se limitaran a una transacción de intercambio egoísta.


Cristo quiere cambiar nuestras viejas maneras de negociar con las cosas espirituales: nuestra relación con Dios no puede depender más de transacciones en las que negociamos darle a Dios algo de tiempo por cosas que esperamos recibir de Él, o limitarnos a dar algo de dinero para comprar nuestra tranquilidad mental.


Él quiere que las cosas empiecen a hacerse como Dios ha establecido. Jesús va a verificar que nuestras relaciones interpersonales, dejen de ser simples transacciones comerciales, donde solo buscamos nuestro propio beneficio egoísta, sin interesarnos profundamente en las personas que dependen de nosotros.


Por eso el volteará relaciones, para medir la profundidad de ellas, y trastocará intereses, para ver si estamos practicando los valores del perdón, el respeto y el soportar las fallas de los otros.


Pero también Jesús volcará las sillas de los que venden palomas, esto se refiere al descanso orgulloso de los que se lucran de los pobres. Las palomas, eran la ofrenda de los pobres en el templo. Y estos vendedores desalmados estaban haciendo negocios para aprovecharse de ellos.


Jesús se asegurará de que no nos lucremos ni aprovechemos de los menos favorecidos. Si mis negocios juegan con la necesidad del prójimo, Jesús va a confrontarme eso. Si tus ganancias, están marcadas por la pérdida de los que menos poseen, Jesús te va a encarar, porque quiere transformar nuestra injusticia social.


Ahora bien, ¿Cuál es el empeño de Cristo, de trastocar los valores equivocados en tu vida? ¿Está él empeñado simplemente en dañar tus relaciones y negocios, porque quiere tu mal? ¡Absolutamente no!


Si Él trastoca tus emociones, te confronta con tus afectos, y echa fuera las mesas y las sillas inadecuadas de tu corazón, lo hace porque quiere sacar de ti lo que te deja improductivo espiritualmente.


Él quiere arrancar los antivalores que te llenan de esterilidad en el Reino de Dios. Porque Su plan es que fructifiques. Él quiere sacar de ti, todo lo que está en tu vida que aparentemente es bueno, pero que no te produce los frutos que Dios espera de ti.


Jesús quiere secar de raíz la aparente belleza de la religión inútil, y librar el terreno de tu corazón, de todo lo estéril, improductivo, y sin fruto.


Tú decides cómo reaccionar ante el modo de actuar de Jesús en tu vida. ¿Qué actitud tomarás?:


¿La de la multitud fluctuante? Ellos, Cuando Jesús y hizo su entrada triunfal celebraron, pero callaron cuando vieron lo que pasó en el templo. Y más adelante, cuando los fariseos pidieron que crucificaran al Maestro, también gritaron ¡Crucifícale!


¿Actuarás como los líderes religiosos? Ellos se indignaron ante los cambios de orden, y se escandalizaron de la alabanza genuina de los que gritaban ¡Hosanna! Se unieron al descontento de los comerciantes afectados, quizá porque tenían participación y sociedad en esos negocios.

¿Te resistirás a los cambios, y te mantendrás en tus tradiciones formalistas y aparentes, para evitar cambiar? Tienes derecho a elegir actuar farisaicamente, como un religioso que proclama a Dios, pero que no cambia.


O puedes actuar como los muchachos que no dejaron de aclamar en el templo, y de decir: ¡Hosanna al hijo de David! Ellos le aclamaron en su entrada triunfal, y le aclamaron cuando limpió el templo y le permitió entrar a los ciegos, cojos, y enfermos, para ser sanos. Y ni siquiera dejaron de aclamar, cuando los recalcitrantes fariseos, hipócritas y religiosos, criticaron su alabanza.

Jesús quiere entrar triunfalmente a tu vida, pero también poner orden en tu corazón… ¿Se lo permitirás?


Libna Villegas de Parra

Dpto. de Redacción NotiCristo.


Dpto. de Diseño: Marco Gentile

@REDACTRÓNICA en Telegram e Instagram


Comparte este contenido y déjanos un comentario, valoramos tu opinión...


AYÚDANOS A PREDICAR

Tu donativo se usará para mantener programas evangelísticos

y el costo operativo de todos nuestros medios de comunicación.

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito:

¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Romanos 10:14-15)

Recibe nuestros artículos en tu email

Es totalmente gratis, sin spam, y lo seguirá siendo...

Gracias por tu suscripción

RECOMENDADOS

bottom of page