Los tiempos que vivimos, son tenebrosos y oscuros. El mundo entero pareciera estar rodeado de una densa capa de tinieblas. Pero justo en medio de lo más negro de la oscuridad que rodea las naciones, hay una promesa para los hijos de Dios: “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.” (Isaías 60:2 RVR)
Hoy más que nunca, hay una enorme necesidad en el mundo, de la luz que representa Cristo y la verdad de Dios. Y el amanecer de la justicia de Dios, que es su luz resplandeciente cayendo sobre nosotros e iluminándonos, es para que reflejemos a todos, el resplandor de su gloria.
Solo en Él y a través de Él seremos luz. No hay forma de iluminar a otros, si no hemos amanecido a la verdad salvadora de Dios. Él ha efectuado la obra restauradora del hombre a través de Cristo, para abrir un camino nuevo y vivo hacia su brillante luz.
La oscuridad retrocede ante la luz
Después de la trasgresión del hombre, toda la creación quedó sujeta al cautiverio de la oscuridad. El hombre y toda la humanidad se convirtieron en un espejismo de lo que se suponían que llegarían a ser en la tierra. La luz de Dios se apagó en nosotros, porque estábamos destituidos de su gloria. (Romanos 3:23)
Por causa del pecado, las tinieblas tomaron dominio de los hombres. Esa oscuridad se manifestó cuando el hombre trató de ocultarse de la luz. “Más Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis 3:9-10 RVR)
El "escondite" donde Adán corrió a refugiarse, representa la distorsión de sus capacidades intelectuales y espirituales. La luz de la revelación se apagó en su mente, y la verdad quedó velada en su corazón.
Pero Jesús vino a revertir nuestras tinieblas, dándonos a conocer la verdad, y sacándonos de las cuevas de nuestra ignorancia. Salir de nuestro "escondite" abriéndonos a Dios, nos hizo ser restaurados a la genuina transparencia que nos permitiera reflejar su luz.
La oscuridad nos lleva a escondernos. La luz nos lleva a la exposición. No podemos andar a la vez en luz y oscuridad. Ser transparentes permanentemente, nos permitirá reflejar su luz.
En la medida que el hombre busque caminar en luz, quitará todo lo que le impida exponer la luz divina, y las dudas y temores que hay en su corazón, serán removidas en la completa exposición que demandará de él la verdadera comunión con Dios.
Andemos como hijos de luz
A través de Jesús, somos hechos nuevamente hijos de la luz. Jesucristo alumbró y reveló nuestra condición: Estábamos perdidos, como esclavos de las tinieblas. Pero Él también iluminó nuestra mente con la verdad de Dios: La libertad está a nuestro alcance por el camino que Él abrió.
Él dijo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida – Juan 8:12 (RVR)
Cuando seguimos a Jesús, su luz vence nuestras tinieblas. La irrupción de Jesús en el mundo, no era otra cosa sino la luz penetrando la oscuridad, para facultarnos para acceder y participar del reino de la luz. Pablo expresó: “Él los ha facultado para participar de la herencia de los santos en el reino de la luz.” Colosenses 1:12 (NVI)
No hay oscuridad posible, cuando su luz está presente. Esa luz autentica nos lleva a la libertad plena de ser y actuar conforme a lo que somos. Jesús no solo trajo libertad a nuestra esclavitud, sino que vino a iluminarnos para que resplandeciéramos con su justicia. El afirmó que “los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre.” Mateo 13:43 (RVR)
Si algún día nos volviéramos incapaces de ser luz para otros, el sentido de nuestra existencia individual también habría finalizado. Dios nos envolvió en su luz a través de Jesús, para llevarnos nuevamente a ser reflejos de su gloria. Pablo reafirma: “Porque en otro tiempo erais tinieblas, más ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.” (Efesios 5:8)
Las armas de la luz
El mundo está esperando la manifestación gloriosa de los hijos de Dios. La verdad de Dios se manifestará a los hombres a través de la gloria que emanen sus hijos. Cuando anunciamos las virtudes de Cristo, y lo que Él ganó para nosotros en la cruz, estamos revelando su luz a través de nosotros.
Pero su gloria resplandeciente, también será vista en nosotros a través de Ideas que fluyan del Espíritu de Dios a nuestras mentes, para ser solución a los problemas severos que las naciones enfrentan.
Hay algo que debemos creer y aceptar en este tiempo: Mediante la luz divina en nosotros, somos facultados en las áreas de nuestro accionar, para traer remedios a los males sociales que sufre nuestra tierra, y transformación restauradora a nuestras naciones heridas.
Las naciones esperan ser alumbradas. Dios tiene en nosotros los candidatos para resplandecer con su luz. “La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.” (Romanos 13:12 RVR1960)
Pr. Jhonny Santodomingo
Departamento de Redacción NotiCristo
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