"El que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es pecado." Santiago 4:17
Muchos asocian el pecado, exclusivamente con hacer lo malo; sin embargo el apóstol Santiago nos enseña un concepto más amplio: pecar no solamente es hacer lo malo sino también dejar de hacer lo bueno. ¿Cuántas veces creyendo evitar el pecado, hemos dejado de hacer lo que es correcto y bueno?
Es muy importante que definamos esto, sobre todo en un momento en que Dios demanda que Su Iglesia se levante en su rol profético, como luz en medio de las tinieblas, y resplandezca donde hay oscuridad. Las distintas situaciones a lo largo del tiempo, le han demandado a la Iglesia que alce su voz, que denuncie, y que se pronuncie, cómo lo hacía Juan el Bautista.
El mundo necesita que la iglesia marque una posición bien clara, desde la perspectiva bíblica, que salga en defensa de los valores del bien, de la moral y de las buenas costumbres. La iglesia necesita denunciar las malas prácticas que la gente llama buenas, pero también reconocer las cosas buenas que ella misma ha dejado de hacer.
Quedarnos como espectadores, sin accionar, conformándonos con ver cómo suceden las cosas, y como este mundo desenfrenado avanza hacia un profundo abismo, es peligrosamente malo, raya en la indiferencia, y es contrario al amor que debe definirnos como hijos de Dios.
Una iglesia alienada, indiferente, indolente, y muchas veces ajena a lo que sucede a su alrededor, da visos de haberse confundido en su rol, por pensar que su papel en la tierra es solo prepararse para el cielo, olvidando que fue llamada como sal y luz, para un mundo caído y en tinieblas, preservándolo de la corrupción moral y espiritual, y siendo guía de los que caminan sin rumbo y sin propósito.
Un mundo engañado por la mentira diabólica, necesita que la iglesia vuelva a su función, de ser guardiana y propagadora de la verdad, la que educa la conciencia de los individuos, y marca el camino que la ley de Dios establece.
Oro que el Señor traiga un despertar espiritual y de conciencia acerca de esto, porque muchas veces permitimos que sucedan las cosas que sabemos que no están bien y podemos llegar a pensar o decir que no es asunto nuestro, desentendiéndonos de la realidad e ignorando sus consecuencias.
¿Cuántas veces hemos callado, haciendo silencio frente a lo malo, o hemos dejado de hacer lo que sabemos es necesario, por simple temor o indiferencia? Martin Luther King, refiriéndose a esta nefasta actitud, dijo con pesar: “No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena."
Actuemos sabiamente, evaluando concienzudamente nuestro accionar. Seamos astutos cómo la serpiente y mansos cómo palomas. Se acercan tiempos peligrosos para la iglesia, y si no reaccionamos ahora, mañana tal vez sea demasiado tarde.
Lo más triste de todo es que después algunos dirán: “Pudimos haber hecho algo al respecto, y no lo hicimos”. El apóstol Pablo nos exhorta en Efesios 5:11 "No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas” (NVI).
Y como si conociera las causas que nos pueden llevar a tal extravío añadió: “Tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos. Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor." Efesios 5:15-17 NVI
Señor, enséñanos a hacer lo correcto, a accionar y a hablar cuando necesitemos hacerlo; danos valor, denuedo y determinación para no vacilar, adiestra nuestras manos para la batalla, y ármanos de tu convicción ante los gigantescos retos que se levantan delante de nosotros.
Que venga una firme convicción a tu pueblo, de que mayor eres tú que estás con nosotros que cualquier cosa que se levante en contra de tus hijos. Abre nuestros ojos para ver claramente los peligros. Danos percepción para captar aún aquello que nuestros ojos no pueden ver.
Despierta, Señor, a los valientes y convócanos al valle de la decisión. Ruge desde tu santuario, y avasalla a todos tus enemigos; bárrelos con tus escobas de destrucción, de modo tal que no se levanten, confunde la lengua de nuestros enemigos y huyan delante de ti, en el Nombre del Todopoderoso Yeshua Hamashiaj. Amén.
Pastor Elías Hurtado
Departamento de Redacción NotiCristo
Diseño: @redactronica
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