Serie: “Los Celos”
Capítulo 3: La Tóxica
¡Me vuelves a decir que me calme y te arranco la cabeza!
¿Se te hace familiar? Algunas mujeres son de armas tomar, y tienen tanto guáramo que cualquier individuo echa la cabeza hacia atrás…
En los hombres es muy mal visto las conductas celosas, pero en la mujer, por cuestiones de estadística, se tolera más un pequeño arrebato de celos; esto tiene mucho que ver con la dinámica social, en la que los hombres son porcentualmente más promiscuos que las mujeres, e históricamente ellas han tenido que soportar silenciosamente el peso de los cachos…
Pero existen mujeres que llevan al extremo esta condición y se convierten en detectives privados, acechando cada paso que da su pareja, para confirmar el tuétano de su angustia: “está con otra”.
Al pan, pan, y al vino, vino… En materia de fidelidad, porcentualmente, científicamente, antropológicamente y socialmente… los hombres somos menos confiables.
Aún algunos hombres de Dios han caído y enlodado su vida y ministerio por sucumbir a la seducción de una mujer. No es casualidad que el Libro de Proverbios mencione tantas veces el peligro de que un hombre traicione a su mujer:
“¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan?”
Proverbios 6:27
Esto es para el hombre: Otro aspecto a considerar de las mujeres tóxicas es que en algún momento no lo fueron. Algo las cambió, las traumó y dejó en ellas una terrible cicatriz. Puede ser que haya sido otro y no tú, o un pasado en una familia disfuncional en la que el papá traicionaba a su mamá. O simplemente esa vez que tu canita al aire dejó de ser un secreto y llegó a convertirse en un problema público…
Pero cualesquiera que sean las razones que están bajo la alfombra, no justificaremos los celos infundados. Si tú, mujer, tienes a tu marido permanentemente sentado en el banquillo de los acusados, llegará el momento en que la presión terminará por hacer una de dos cosas: Que te abandone, o te dé la razón.
La confianza es una isla a la que ambos deben llegar remando, nadando o buceando… Pero hay que llegar.
No puedes pretender sanar una relación tóxica en un santiamén, tampoco lo harás con regalos, ni accediendo a todas sus exigencias. Si como mujer te has sentido ignorada, que le importas poco a tu pareja, o que sospechosamente ya no te quiere, ni te busca… Coloca tus sentimientos, emociones y la vida entera en manos de Dios, ora por ese varón que te lastima con su conducta, y entrégaselo al único que puede transformar los corazones.
No existe un mejor terapeuta que Cristo Jesús. Él puede quitarte esos pensamientos que te persiguen, o puede cambiar a ese marido de ojos inquietos y conductas misteriosas. Orar es más poderoso que la razón, y es que cuando oras por una persona Dios trabaja en ti también, y tu actitud será distinta, tanto que esa persona será influenciada por el nuevo brillo que hallará en ti.
Las peleas y contiendas solo traen división, separación… olvido. Si en realidad lo quieres con todo el corazón, descansa en la seguridad de que el amor rompe todas las barreras.
Demuéstrale confianza, aunque al principio no se la tengas, déjalo ver tu verdadero brillo, quiérete y preocúpate por esas cosas que te hacen feliz, retoma tus proyectos de vida, emprende, hazte una mujer exitosa… Si eso sucede él correrá tras de ti, te lo aseguro.
A ti mujer, quiero dejarte este hermoso verso de cantares:
“Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos”.
No te pierdas el capítulo de mañana: Tipos de celos.
Autor: Marco Gentile
Serie: Los Celos
Dpto. de Redacción NotiCristo
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