
Satanás es un mentiroso. Él engaña a los individuos, a las familias y a las naciones. Las mentiras de Satanás constituyen la miseria y la pobreza de las naciones. Son la causa de la falta de libertad, de la destrucción de las familias, y también de la delincuencia y la violencia que hemos visto desatada.
Pero ¿Cómo engaña satanás a las naciones? ¿Cómo podemos identificar el engaño en la familia? Pongamos por ejemplo la pobreza: Muchos piensan que son pobres porque no tienen recursos. Esa es una mentira. Un país con suficientes recursos es Venezuela: tiene más petróleo que ninguna otra nación, posee oro, diamante, coltán, bauxita, y hierro… Tiene los mayores recursos turísticos, Pero, ¿Es una nación rica? Aunque muchos digan que sí, la realidad es que es una nación empobrecida.
La mentira de Satanás es hacerte pensar que no tienes recursos. Alguno dirá: “La nación los tiene, pero yo no tengo acceso a ellos; soy pobre porque no tengo acceso a esos recursos.” Es mentira. Eres pobre porque estás cediendo al engaño de las tinieblas. Dios te dio dos manos, una boca, ¡un cerebro poderoso! Y te da el poder de hacer riquezas. Tienes recursos. Aunque no tengas dinero. El problema es que no sabes qué hacer con los recursos que tienes, porque es posible que ni siquiera los hayas identificado, por haber aceptado la idea de “no tener acceso” a ellos.
Otra mentira de Satanás es el fatalismo de hacerte creer esto: “Soy pobre, porque nací en la miseria”. O “soy pobre porque se me negaron las oportunidades”. Pero debes entender que tu mayor pobreza no es la ausencia del dinero o de las oportunidades, sino el fatalismo que te sembró esa mentira.
Este fatalismo puede seguir operando en una persona, aun cuando pueda ganar 1000 dólares, o más, al mes. Si quiere verificar la realidad de esto, examine la vida y desempeño de los pranes y delincuentes multimillonarios que siguen pensando y actuando como pobres. Considerándose víctimas de la sociedad, y reaccionando como tales. Su pobreza no está relacionada con la falta de dinero, sino con las mentiras que creen.
Las mentiras constituyen la libertad o la esclavitud de una nación. Creerlas, pueden llevarnos a la esclavitud. El mesianismo, el caudillismo, el comunismo, el socialismo, e incluso el capitalismo, pueden producir opresión. Porque nos lleva a poner nuestra esperanza, en un sistema de creencias humano, desconectado de la verdad de Dios.
El problema nuestro, muchas veces, consiste en aferrarnos a una ideología (política, económica o religiosa), por encima de lo que dice la verdad de la inerrante Palabra de Dios. Poner como fundamento las opiniones de un hombre, así parezcan bíblicas, producirá esclavitud, opresión, dependencia, y por supuesto, restricciones a la libertad. Pero lo peor es que estas creencias y filosofías humanas, por buenas que parezcan, siempre estarán inspiradas por la mentira del diablo.
Una familia también puede ser destruida por las mentiras del diablo. A nivel individual, él te hará creer que tu matrimonio no tiene salida, que está condenado al fracaso. Te hará dudar de tu cónyuge, del amor de tus hijos, de la buena voluntad de tus padres. Pero en el fondo, todo estará basado en sus mentiras.
La cultura popular te dirá: “Mejor arrejuntados que casados” “El matrimonio no vale la pena” “Para qué casarse si hay tanto divorcio”; sin darse cuenta, la cultura ha abrazado creencias que van en contra de la familia. Pero más allá de esas afirmaciones populares, hay mentiras tan elaboradas, que se convierten en instituciones estructuradas, y con soporte legal. Son las mentiras satánicas las que dañan al individuo, a la familia, y a la nación.
Por eso Jesús dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:31-32 RVR1960)
La libertad política, económica y social, de una nación está anclada a conocer la infalible verdad de la Palabra de Dios. La libertad de un individuo también. Note bien: La verdadera libertad no se trata de ser cristiano, o evangélico, protestante o católico, se trata de conocer, entender y practicar, los principios benditos de la verdad de Dios. Por eso Jesús nos encomendó la misión de discipular las naciones. Y todo comienza por discipular personas.
Cuando como individuos, o como familia, cargamos con alguna opresión, y nos sentimos esclavos de vicios repetitivos, problemas recurrentes o situaciones sin solucionar. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Estoy permaneciendo en la palabra? ¿Estoy realmente siendo un discípulo de Cristo? ¿Cuál verdad estoy ignorando de la Palabra de Dios que me mantiene esclavo en algún área?
La única manera de ser libres del engaño de las tinieblas, es conociendo la verdad, y permaneciendo de una manera práctica en ella, para demostrar ser un verdadero discípulo de Jesucristo. Que vive sus convicciones, y que une la acción a sus palabras.
Cuando logremos discipular nuestras naciones, veremos el despuntar de un nuevo amanecer, en verdadera libertad para nuestros pueblos, “Y conoceremos la verdad, y la verdad nos hará libres.”
David Parra
Dpto. de Redacción NotiCristo
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