Serie: 5 Habilidades para Triunfar
3. Las Relaciones
Aquel a quien nadie le gusta, por lo general no gusta a nadie.
Isaac Newton
Detrás de cada fracaso están una o varias personas involucradas, y quizás si tu relación con esas personas hubiera sido más sana; ellos hubieran tenido más confianza a la hora de la prueba, y lo que hubieran hecho o dejado de hacer sería muy distinto a lo que sucedió.
Las personas son como nudos en una gran red, y cuando algún nudo se rompe, o se suelta… Todo a su alrededor sufre y se trastoca, e incluso diez toneladas de un cardumen se pueden escapar por un pequeño agujero.
Algunos piensan que el triunfo es conseguir tus objetivos sin importar a quien o quienes te llevas por delante en el camino. Pero desconocen una Ley elemental de la vida, todos cosecharemos lo que sembramos.
Si alguna vez me salgo con la mía, perjudicando a otro, no he triunfado realmente, solo he demostrado que puedo abusar de los demás para conseguir algo, no hay diferencia entre eso y robar. “Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan”.
(Job 4:8)
El éxito en cualquier área de la vida no solo depende de las relaciones, sino que también se mantiene gracias a ellas.
¿Te gustaría, por ejemplo, convertirte en millonario, y al cabo de un año, volver a ser pobre?
Si tus motivaciones personales son más importantes que las personas, tarde o temprano ese egoísmo te aislará de las personas correctas, y caerás en manos de las incorrectas.
Si siempre utilizas el camino de la intriga para conseguir lo que te has propuesto, más temprano que tarde vivirás en carne propia el Proverbio 26:27: “El que cava foso caerá en él; Y al que revuelve la piedra, sobre él le volverá”.
Una persona triunfadora debe relacionarse desde el afecto, el amor y la compasión. Porque cada tipo de relación tiene una incidencia en tu vida, que determinará cuán alto y duradero será el triunfo que alcances. ¿Quieres conocer esos tipos de relaciones? Hagamos un resumen:
La relación familiar es el piso que te sostiene, el techo que te cubre y las paredes que te protegen de un mundo insensibilizado. La mayoría conocemos el amor gracias a una familia. Cuando todo falla y quienes nos rodean se apartan porque no pueden ayudarnos, la familia abre sus brazos y te recibe. Son los que pagan los entierros y las enfermedades, los que van al hospital y te brindan amor desinteresado. Las familias disfuncionales son aquellas donde esta relación se ha roto… Pero no existe ninguna cosa que no cure el amor, si tu relación con la familia es sana, muchas bendiciones se harán realidad en tu vida. Una familia sana participa de tus proyectos y te ayuda a conseguir tus metas.
Reflexiona sobre esto: “Dios hace habitar en familia a los desamparados; saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca.” (Salmos 68:6)
La relación de pareja. Si estás casado o en concubinato, la pareja es la mitad de tu triunfo, si ella o él no son parte de tu éxito, entonces hay una grieta importante en el casco de tu barca, y el agua está entrando furiosamente.
Las peleas, el adulterio, los malos tratos y el descuido de la relación, no solo perjudican tu intimidad con esa persona, sino que a la larga serán el abono perfecto para una ruptura que sacuda tu mundo, y quizá te veas obligado a empezar desde cero.
Empezandito lo dijo Dios en la Biblia: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24) ... Entonces pregúntate algo: ¿Si pudieras sentir el dolor físico y emocional de tu pareja, como si fuera tuyo, actuarías de la misma forma? El poeta Lord Byron decía: “La prueba de un afecto puro es una lágrima”.
La relación de amigos. “En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia” (Proverbios 17:17). Los encontramos por casualidad o por causalidad, pero cuando llegan se hacen indispensables, casi obligatorios y saludables para nuestra felicidad. Los amigos te conectan con otros tipos de relaciones y participan de tus logros de algún modo, ya sea presencialmente o con sus ideas y/o críticas constructivas.
No todos tus conocidos son amigos, la amistad se prueba en la dificultad.
El esparcimiento y pasarla “chévere” con alguien no siempre será el indicio de que la amistad es verdadera. Basta ver cuántos de ellos se quedan a tu lado cuando no es divertido estar contigo, o cuando en lugar de proporcionar algo, eres tú quien necesita de alguien.
Los triunfadores van por la vida haciendo amigos. No se preocupan porque les rompan el corazón o los defrauden, sino que extienden su afecto al que lo reciba. Así consiguen crear una atmósfera a su alrededor que resulta agradable para los otros tipos de relaciones, y generan un tipo de confianza que va más allá de los convencionalismos sociales. Es por ello que obtienen créditos con buenas condiciones, o socios dispuestos a invertir en sus ideas, o gente que cree en sus planteamientos y los levanta como líderes de un grupo o sector.
Por eso “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano”. (Proverbios 18:24)
La relación de trabajo y negocios es la base de tu situación financiera. Tu vida será más fácil y podrás ayudar a más personas si tienes estabilidad económica. Ser pobre te distrae de los verdaderos matices que tiene la vida, porque estás demasiado preocupado por llevar el pan a la mesa.
La pobreza te envía al último lugar de la fila, y te hace víctima de las circunstancias, porque al pobre siempre le pasan las cosas más insólitas. Incluso, se escribió en la biblia: “Las riquezas traen muchos amigos; Mas el pobre es apartado de su amigo”.
(Proverbios 19:4)
Los triunfadores huyen de la pobreza… se relacionan con integridad y responsabilidad para ganar el respeto de sus relaciones. ¿Sabes cuál es el secreto para triunfar en las relaciones de negocios? Interésate por el bienestar de tu cliente o socio… Cuando él sepa que realmente te importa su necesidad, su vida y su bienestar… El contrato está firmado.
También es importante el prestigio y la reputación. Triunfar rápido pero deshonestamente siempre conduce a la quiebra, mientras que las reputaciones que se consiguen con años de integridad suelen durar varias generaciones; solo hace falta ver las marcas comerciales que ya tienen más de 100 años, y aún los hijos de los hijos siguen cosechando el éxito de sus predecesores. El Historiador Jenofonte decía que “Sólo a fuerza de favores se conquista a los espíritus mezquinos. A los corazones generosos se les gana con afecto”.
Las relaciones comunitarias son una parte muy importante en la vida de los triunfadores. Siempre estarás rodeado de una comunidad; ya sean tus vecinos, la política, el deporte o aquellos que comparten contigo una misma pasión.
Por lo general la gente se junta en grupos y subgrupos para compartir intereses comunes, o para obtener beneficios y reivindicaciones necesarias para su diario vivir. El corazón de la persona exitosa late con el pulso colectivo, se preocupa y esmera para que otros obtengan bienestar, y la sociedad le retribuye con una mayor cantidad de éxito.
Las relaciones fortuitas no son eventos sin importancia. Un día dos empresarios cristianos, que no se conocían, tuvieron que compartir una habitación “Dúplex” en un hotel. Intercambiaron sus Biblias y hablaron de lo bueno que sería poder distribuir Biblias de manera masiva y gratuita. 120 años después, Los Gedeones Internacionales, superaron los dos mil millones de Biblias y Nuevos Testamentos regalados en todo el mundo. Gracias a una relación fortuita que fundó ese ministerio en el año 1908.
Pero es increíblemente común ver a las personas exitosas voltear la mirada para no ver a las personas en desgracia. Ya lo había previsto Jesús, cuando dijo “Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. (Mateo 24:12)
Los verdaderos ganadores son aquellos que se convierten en fuentes para otros, y cuya espalda tiene la fortaleza para salvar a los heridos.
Hay un pasaje poderoso que describe con exactitud cuán importantes es para Dios, y cómo estará de ti agradecido, si ayudas a los menesterosos:
“A Dios presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar” (Proverbios 19:17). ¿Puedes imaginarte al Creador del Universo, devolviéndote un favor? Vaya que, si eso no es éxito, estamos perdiendo el tiempo con esta Serie…
Por último, pero la más importante, es la relación con Dios. No te engañes, puedes parecer bueno, puedes hacer buenas obras, incluso puedes conseguir triunfar aplicando los principios que hemos hablado. Pero si no tienes una verdadera relación con Dios, no habrá bien en ti.
El bien solo puede provenir de Dios, es la única lámpara, todas las cosas buenas vienen de Él. Así como no puedes tapar el sol con un dedo, si finges que eres bueno, al final tu maldad saldrá a la luz como cuando se desborda un pozo séptico.
No reces, tampoco ores mecánicamente. No repitas frases preconstruidas, háblale con la sinceridad de un niño que sabe que su padre le ama y le entiende. Si quieres escucharle, estudia Su Palabra, la cual dejó a través de la Biblia como un Libro de Victoria, de Triunfo, para que te conviertas en un Vencedor en Cristo.
Mientras más hables con Dios, más te parecerás a Jesús, el único hombre que venció la muerte, machacó el olvido, e hizo que decenas de miles de millones tuvieran la oportunidad de vivir para siempre. No olvides que la gloria personal es una simple luciérnaga comparada con la gloria que Dios puede depositar en ti.
La vida es un pequeño paréntesis en la eternidad… ¿Quieres triunfar eternamente?
Marco Gentile
Dpto. de Redacción NotiCristo
Dpto. de Diseño: @REDACTRONICA en Facebook e Instagram
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