Luego de entender que como hijos de Dios, no deberíamos preguntarnos “¿Por qué a mí?” en medio de las pruebas, busquemos el “¿Para qué a mí?”
En el primer capítulo de esta serie vimos el fuerte impacto que pueden tener las pruebas en nuestras vidas, llevándonos a preguntarle al Padre “¿Por qué a mí?”, dejando que las tribulaciones hagan tambalear nuestra fe.
Sin embargo, como hijos de Dios no podemos permitirnos llegar a este punto, ya que sería una manera de dudar de nuestra identidad ante Él.
Cuando lleguen estos momentos debemos recordar que el Señor nos dice que, a nosotros, quienes le amamos, todo lo que suceda será para bendición (Romanos 8:28)
Al cambiar el chip y reconocer que Dios usará esa prueba para nuestro bien podemos ver que hemos estado haciéndonos la pregunta incorrecta. No necesitamos saber ¿Por qué a mí?, sino ¿Para qué a mí?
Aunque cada prueba es distinta y el Señor va perfeccionando en cada uno de nosotros áreas específicas que quiere que trabajemos, sí existen algunos propósitos generales (la respuesta a esos ¿para qué a mí?), aplicables a nuestras pruebas.
1. Para purificarme
Desde que iniciamos nuestra vida cristiana comenzamos un camino de mejora diaria, de crecimiento, aprendizaje y de errores. Muchos errores. Como seres humanos es normal fallar, por lo que el Señor, por el camino, debe ir limpiándonos constantemente.
“Te he refinado, pero no como se refina la plata; más bien te he refinado en el horno del sufrimiento” Isaías 48:10
En muchas ocasiones este proceso de irnos purificando puede ser doloroso. Habrá momentos en que el Señor deberá quitar de tu camino cosas, personas o situaciones que te impiden ser intachable ante Él.
“Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios”Zacarías 13:9
Y como metales preciosos que somos en las manos de nuestro Señor, con cada pasada por el fuego iremos siendo cada vez más puros.
2. Para fortalecerme y forjar mi carácter
Cuando estuvo en la tierra, el Señor Jesús nos advirtió que tendríamos que pasar por aflicciones (Juan 16;33), que esto haría parte de nuestro caminar con él y la razón de estas pruebas que superaríamos la encontramos en 1 Pedro 5:10:
“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca”.
Pasamos por ciertos padecimientos para perfeccionarnos y, sobre todo, para fortalecernos. Cuando llega la prueba, más que ver nuestra resistencia o nuestra paciencia, Dios quiere comprobar la verdadera firmeza de nuestra fe en Él.
El apóstol Pablo, quien fue experto en tener que pasar por sufrimiento y retos duros, dice que las tribulaciones producen paciencia, la paciencia produce entereza del carácter y a su vez este lleva a la esperanza (Romanos 5:3-4)
3. Para probar mi fidelidad
Si de pruebas hablamos es imposible dejar de lado la historia de Job, quien, aún con todo el sufrimiento que llegó a pasar, nunca renegó contra Dios (y eso que ¡hasta su esposa le dijo que lo hiciera y se muriera!)
“¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” Job 2:10b
Es muy fácil amar a Dios, adorarlo y estar gozosos cuando estamos pasando por los momentos buenos y de abundancia, pero ¿y en los días malos? Precisamente es ahí cuando el Señor puede ver hasta dónde va nuestra fidelidad con Él.
“Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica” 1 Pedro 1:6-7 (NTV)
4. Para que lleve más y mejor fruto
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más”Juan 15:1-2
El Señor conoce perfectamente nuestro potencial y de lo que somos capaces de hacer para su obra. Sin embargo, puede llegar el momento en el que estemos dando resultados (llevando frutos), pero que necesitemos una sacudida para poder dar aún más.
Quizá Él permita que pases por una prueba para que entiendas nuevas cosas, tengas un testimonio fuerte para llegar a más personas o te dé las herramientas para ayudar a alguien que atraviese por una prueba similar.
Entonces, ¿qué sigue?
En cualquiera de los casos, las pruebas traen aprendizaje y, al final del camino, serán para darle gloria a nuestro Rey. Pide en oración que en medio de tu prueba Él te ayude a seguir (y entender) su propósito en tu vida.
Por esto, el siguiente paso es poder, en medio de las pruebas, decir al Señor: “Acepto, úsame a mí”. En el último capítulo de nuestra serie veremos algunas claves para superar las pruebas dándole la gloria a Él.
Autor: Erika Pulido Prada
Bogotá, Colombia
Diseño: Redactrónica
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Mira los otros capítulos de la serie y mucho más en la sección de DEVOCIONALES
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