Siempre que comienza un año, solemos tomarnos tiempos para hacer planes. Escribimos metas, sueños y objetivos que queremos cumplir. Detallamos en una agenda cronológica mes a mes, y semana por semana las actividades que desarrollaremos en el año que comienza, y asignamos fechas específicas, en las que trabajar en pro de esas metas.
Pero el año pasado, el 2020, como efecto de la pandemia, muchas planificaciones se cayeron. Quedaron metas sin cumplirse, actividades sin realizarse, y agendas que terminaron sin uso. Por eso, de cara a este nuevo año, 2021, la planificación que se haga, no puede ser rígida sino flexible, porque vivimos tiempos inciertos. Y para no detener los planes, ni perder tiempo, necesitamos recibir la guía del Señor para nuestras vidas, y someter a Su Voluntad nuestras metas, anhelos y deseos.
Un texto bíblico que suele usarse al momento de agendar metas, objetivos y actividades, es el del libro de Habacuc 2:2: “Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. 3 Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá.”
En este texto, el profeta le formula a Dios una serie de preguntas, para que Dios haga algo con aquellos que en su nación están maltratando al débil y al indefenso. Habacuc le imputa a Dios pasividad por permitir que continúen esos abusos. Se queja de la injusticia, y le reclama a Dios que haga algo, y le demanda que se comprometa dándole respuestas. Una vez hecho su interrogatorio, se planta a esperar que Dios responda, y Dios le contesta con los versículos anteriormente citados.
Muchos cristianos solemos usar los versículos 2 y 3 de éste capítulo al momento de planificar nuestras metas, pero generalmente omitimos el versículo 1, donde queda resaltada la intención inamovible de Habacuc, para esperar la palabra direccional de Dios. “Me mantendré alerta, me apostaré en los terraplenes; estaré pendiente de lo que me diga, de su respuesta a mi reclamo”. Antes de recibir la visión de los planes divinos, el profeta debía hacer tres cosas:
1. Mantenerse en guardia: Él dice: "Me mantendré alerta". Es decir, estaré atento, seré diligente en buscar la Presencia de Dios, no me voy a quedar en un estado de pasividad sino que seré intencional en buscarle. No puedes recibir revelación de los planes de Dios para este año, si no te mantienes atento en la presencia de Dios. Para planificar acertadamente, necesitamos estar alertas en oración, y escudriñando las Escrituras para descubrir Su Voluntad.
2. Ampliar su perspectiva: Habacuc expresa: "Me apostaré en los terraplenes" Buscaré un lugar alto, un lugar donde mi visión se amplíe y pueda ver más allá de mis circunstancias cercanas y los conflictos que me rodean. Ese lugar no es otro sino el lugar de encuentro con Dios, donde Él me revela Su Palabra. Así podré obtener los planes, las metas y los propósitos de Dios para mí.
3. Escuchar atentamente: por último, él se compromete: "Estaré pendiente de lo que me diga, de su respuesta a mi reclamo." Estar en Su Presencia, mirando desde su perspectiva, y con oído atento podremos "oír" lo que Él tiene para decirnos. Si soy diligente en buscarle, entonces Él me hablará y me responderá. Me dará instrucciones y el camino que debo seguir.
Una vez que Dios ve el compromiso y deseo del profeta para recibir la Palabra, le responde: “Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido. Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, ESPÉRALA; porque sin falta vendrá." Después de ir a Su Presencia, oír su voz, y entender lo que Él quiere para nosotros, entonces podremos escribir el plan que Él mismo nos dé. Note usted que muchas veces queremos hacer el proceso al revés: escribimos el plan y luego lo llevamos a Dios. Pero Habacuc nos enseña, que para escribir el plan (la visión), debemos recibir la directriz primero.
Dios nos manda a escribir sus instrucciones, porque como nuestro Creador Él sabe perfectamente que la escritura hace que nuestro cerebro se conecte con la acción, aumentando la posibilidad de transformar en realidad los planes que se escribieron. Desde que se asienta la tinta en el papel, se empiezan a ver posibilidades y oportunidades que antes no lograba ver y se conectan ideas que antes no se lograban amalgamar.
Tal vez por esa razón, el consejo del sabio escritor de los dichos de sabiduría, recomendó: "Pon en manos del Señor todas tus obras, y todos tus proyectos se cumplirán". Proverbios 16:3.
Beverly Guevara
Departamento de Redacción NotiCristo
Diseño: Desiree Tarrío
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