Serie: Adaptación y Resiliencia
Día 5: Promoción
Lo mejor que podemos hacer cuando se nos cambia el escenario, es reconocer y aceptar que Dios nos ha movido el piso, no para crearnos más dificultades, sino para mostrarnos oportunidades.
Toda promoción empieza en el momento en que aceptamos que estamos en el lugar que más nos conviene para capacitarnos y adiestrarnos para cosas mayores.
No podemos pretender que Dios nos entregue mayores y grandes cosas sino estamos preparados para administrarlas. Recuerde lo que dice la escritura en Mateo 25:21 “Buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
El lugar de entrenamiento, por feo que parezca, es la puerta que te abrirá el acceso al cumplimiento de las promesas. La promoción que te espera, demandara que te familiarices tanto como sea posible con el lugar de tu asignación, y que ores por discernimiento para poder planificar sabiamente.
Encomiéndese a Dios primero y permita que Él dirija y afiance sus planes a través de usted. Reconozca con gratitud los dones que Dios le ha dado y póngalos al servicio de otros con corazón alegre. Capacítese para hacer su trabajo con excelencia y encuentre formas prácticas para hacer el bien a otros, sabiendo que usted debe ser una bendición en donde Dios lo ha puesto.
Es importante que entienda que aunque su labor sea vital, no busque protagonismo. Recuerde que su misión principal como siervo de Dios no consiste en lo que usted gane para sí mismo, más bien cobre ánimo y tenga fe en que Dios no solo lo hará apto para desarrollar esa labor, sino que será fiel en recompensarle justamente como Él sabe hacerlo.
Recuerde que lo que usted haga no solo le beneficiará a usted y a su familia, sino que afectará la vida de muchas otras personas. Por tanto descanse al pensar que Dios es capaz de hacer todo más abundantemente de lo que podemos pedir o imaginar.
Deléitese en saber que Dios “Es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.” (Efesios 3:20) y espere el cumplimiento de su promesa.
Si Dios lo dijo, Él lo hará. Su promoción vendrá, te alcanzará, y te impulsará para que logres todo lo que el Señor tiene destinado para ti. Pero mientras llega la promoción, muestra tu rostro resiliente, con la mejor actitud, demostrando que confías en que los planes perfectos de Dios tendrán su cumplimiento.
Pra. Karelis Martínez de Santodomingo.
Serie: Adaptación y Resiliencia
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