Serie: Puertas
#4: Puertas Reforzadas
Cuando atacada por la crisis, tu alma empieza a ceder a su asedio, es porque tus dominios internos, colmados de agobio, colapsaron. De tanto golpe recibido, las puertas de tus emociones son quebrantadas por el dolor y la angustia, y caen, hechas trizas, arrasadas por el fuego destructivo del fracaso.
Después escuchas decir: “El tiempo curará tus heridas”, pero pasan los años, y las ruinas solo se acumulan, y sientes que tus emociones deshechas, yacen quemadas a un lado de los boquetes infames que te dejó la derrota.
Sin embargo, cada vez que alguien menciona algún asunto de esa vida pasada, que te recuerda tu abundancia anterior, es como un pinchazo doloroso que llega hasta el fondo de tu alma, y algo se mueve por dentro de ti, reaccionando a la desdicha, y revelándose a la postración, recordándote que estás hecho para cosas más grandes, y no para languidecer en la inacción. Y aguijoneado tu espíritu, eres impulsado a levantarte y restaurar.
En la reconstrucción de Jerusalén, los que edificaron la segunda puerta, fueron los hijos de Senaa, cuyo nombre significa, pinchar, dice la Biblia: “Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos.” (Nehemías 3:3 RV60)
Porque aun cuando te sientes desecho, reducido a cenizas, y sin fuerzas para levantarte; en el fondo de tu ser, hay pinchazos que te dicen: es tiempo de restaurar. La hincada constante del deseo por algo mejor, te acicatea para levantarse a edificar tu puerta del pescado, el acceso al mercado, una puerta comercial y de negocios, que te dará nuevas oportunidades.
Ellos enmaderaron la puerta, y la aseguraron, reforzándola con cerrojos y pasadores. Porque solo cuando sabes el valor de lo que perdiste, te asegurarás de no reconstruir con debilidad, sobre las ruinas del dolor.
Enmaderar, implicará procesos más fuertes, te obligará a buscar nuevos materiales, desechando las ruinas de lo anterior. Será mayor el trabajo y el esfuerzo, pero el resultado también será mejor. Descansarás sabiendo que has reforzado tus puertas, y que por delante tendrás mejores oportunidades para prosperar.
“Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.” (Hageo 1:8 RVR1960)
Libna Villegas de Parra
Serie: Puertas
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