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Resultados Extraordinarios: El fruto del crecimiento espiritual


Resultados Resultados Extraordinarios: El fruto del crecimiento espiritualExtraordinarios: El fruto del crecimiento espiritual

Ya hemos explorado cómo la frustración puede convertirse en un trampolín hacia un crecimiento espiritual más profundo. Siguiendo la historia de Simón y su encuentro con Jesús en el lago de Genesaret, aprendimos valiosas lecciones sobre cómo enfrentar y superar los desafíos espirituales.


Ahora nos adentraremos en el corazón de lo que sigue después de superar la frustración. Aquí, descubriremos la magnitud de los frutos que podemos cosechar cuando nuestra fe nos guía en el camino espiritual. Es el momento de pasar de la frustración a una cosecha milagrosa y abundante.


El Milagro del Crecimiento en las Aguas Profundas


“Jesús subió al bote de Simón y le pidió que lo alejara un poco de la orilla. Luego se sentó y le enseñó a la multitud desde el bote. Cuando terminó de hablar le dijo a Simón: -Lleva el bote a aguas profundas y lancen las redes para pescar. Simón le respondió: -Maestro, estuvimos trabajando toda la noche y no pescamos nada. Pero si tú lo dices, lanzaré las redes. Los pescadores lanzaron las redes al agua y atraparon tantos peces que las redes se rompían.” (Luc 5:3-6 Spanish PDT)

El milagro del crecimiento se opera en la profundidad, no en la orilla. Cuando Jesús terminó de predicar, se volvió a Simón. El Sermón anterior era para la multitud, pero lo que venía a continuación era para Simón. Jesús estaba interesado en él de manera personal y está interesado también en tener un encuentro contigo a ese nivel mismo nivel, por eso te pedirá que lleves tu barca hacia aguas más profundas.


“Le dijo a Simón: —Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echen allí las redes para pescar.”


Aunque la barca de Simón seguía bajo el control de Jesús, está orden implica que la orilla no es lugar para alcanzar resultados, sino para exhibirlos. Y cuando no hay resultados que mostrar, la orilla se vuelve nuestro lugar de frustración. Pero Jesús nos encuentra allí, y nos reta a volver a intentarlo, pero esta vez bajo su mando. Para alcanzar lo que Dios tiene para nosotros, necesitamos ir a la profundidad.


¿Quieres tener crecimiento? Necesitas profundidad. ¿Quieres tener una pesca como nunca tuviste? Necesitas volver a intentarlo: Bogando mar adentro.

Este llamado implica dejar la comodidad de la orilla y aventurarte en lo desconocido. Es dejar la superficialidad de actividades secundarias y entrar en la profundidad de lo que da resultados. Simón ni siquiera consideraría la posibilidad de lanzar las redes en la orilla, pero entendía que la profundidad no garantiza siempre los resultados deseados.


Sin embargo, la razón por la que Dios nos desafía a salir de nuestra zona de confort es para impulsarnos a buscar una relación más profunda con Él. No se trata de trabajar otra vez bajo la premisa que conocemos, siguiendo nuestras propias estrategias, y haciendo lo que sabemos hacer. Se trata de actuar ahora a la manera de Dios. Dependiendo de él, y confiando en lo que él puede hacer. El resultado de aceptar su desafío - de hacer las cosas a su manera- será un crecimiento inusitado, como nunca vimos.


Alcanzando la Profundidad Espiritual: Más Allá del Esfuerzo y la Dedicación


No era que Simón no hubiera visitado la profundidad del mar, ese era su ámbito de pesca. Él conocía las profundidades oceánicas. El lago de Genezaret era su zona más conocida. Solo que últimamente era su área esteril. No estaba produciendo allí. No habían pescado nada. Su pregunta era: “¿Vale la pena el esfuerzo? ¡Yo vengo de estar allí!”


Pero ahora no se trataba simplemente de profundizar en el trabajo, de hacerlo más duro que antes, con más esfuerzo o más dedicación. Ir a aguas más profundas no tenía tanto que ver con el mar, sino consigo mismo y con Dios.


Las aguas más profundas tenían que ver con profundizar en su obediencia y fe. En penetrar en lo más hondo de una confianza y dependencia en el poder de Dios que es quien manda. Aunque haya dudas y reservas acerca de la posibilidad de lograrlo esta vez, Simón decide profundizar en las aguas de la fe, y aceptar el reto divino.


—Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada —le contestó Simón—. Pero como tú me lo mandas, echaré las redes


La respuesta de Simón es reveladora: A pesar del cansancio y la frustración por haber tenido una noche de pesca infructuosa, él decidió obedecer a Jesús. A pesar de las dudas y las reservas, suyas y de su gente, él decidió confiar en la Palabra. A través de su respuesta de fe, Simón estaba demostrando su disposición para ir más allá de sus limitaciones humanas y confiar en la dirección divina.



Dicho de otro modo, una vez más Simón estaba soltando el timón de su vida, para entregárselo a Jesús, aceptando que una palabra suya tenía más poder que todo el esfuerzo que él pudiera imprimirle a la tarea.


El crecimiento de tu patrimonio no vendrá solo por tu esfuerzo. El crecimiento espiritual no vendrá solo por tu disciplina. El crecimiento numérico de tu iglesia no tendrá que ver con cuánta gente va contigo a evangelizar o a lanzar la red. El número de peces o de discípulos no tiene que ver con cuánto esfuerzo imprimes o en cuanto trabajo eres capaz de desarrollar. Se trata de seguir una estrategia dada por Jesús, y de confiar todos tus resultados a esa palabra que te ordena volver a echar la red.


La Estrategia Divina: Clave para la Pesca Milagrosa


¿Has estado echando la red como Dios te lo mandó? ¿Estás siguiendo la estrategia que él te dió? ¿Es tu visión o la de él la que ha estado moviendo la red hacia las aguas? ¿Son tus métodos o los suyos los que están detrás de tu red en el mar?


A veces hacemos lo que creemos que es correcto, pero sin preguntarle al Señor: “¿Esto es lo que quieres?” En ocasiones tomamos lo que sabemos para ejecutar lo que Dios nos mandó a hacer, pero estamos poniendo el resultado en función de lo que hacemos o lo que conocemos. Pero esto solo trae resultados negativos.


Obedecer la dirección de Dios en lugar de hacer las cosas a nuestra manera, es mejor. Cuando seguimos nuestros propios caminos y nos alejamos de la voluntad de Dios, aún cuando las cosas parecen ser adecuadas, y el momento correcto, podemos enfrentar consecuencias negativas y fracasos.


Más importante que hacer, es hacer lo que Dios dice. No se trata de dejar de hacer, sino de ejecutar lo que Dios manda. Enfócate en recibir la palabra de parte de Dios. No actúes por impulso. No te adelantes, pero tampoco te atrases. Dirige tu barca hacia las aguas profundas de la revelación de una estrategia divina, y echa tu red porque vas a pescar, y la próxima etapa de tu historia se llamará: La pesca milagrosa.


La Recompensa de la Obediencia: Una Pesca Sobrenatural


La historia dice: “Así lo hicieron, y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían.”


La clave es esta: Lo hicieron así como Dios lo había mandado. Simón se había comprometido a obedecer, y se esforzó en cumplir. “Y recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían.”


Me encanta este resultado. La obediencia de Simón es recompensada con una pesca sobrenatural. Las redes se llenan de tantos peces que están a punto de romperse. Cuando nos aventuramos en las aguas más profundas de la fe, y respondemos con obediencia a Dios, Él nos sorprende con bendiciones que superan nuestras expectativas.


¿Cómo puede cambiar tan drásticamente una situación? ¿Cómo puede ser que unas horas antes, después de pescar toda la noche, con gran esfuerzo y enfoque, no pudieran sacar nada, y ahora las redes se rompían de la enorme cantidad de peces? ¡Sin duda lo que pasaba era sobrenatural!


Es el misterio de la Palabra de Dios actuando, en medio del mar de imposibilidades. Donde habías encontrado negativa, se te concede el resultado. Donde las puertas estaban cerradas, una enorme abundancia las abre. En tu área de frustración del pasado, Dios te sorprende con su gozo inefable.


Vale la pena confiar en su palabra; vale el esfuerzo, obedecer a su mandato. Prestarle atención a Jesús, cuando viene a tu barca, atesorando el poder de las palabras que enseña, tendrá un efecto en tu corazón y en tu mente, que se traducirá en una verdad que obedeces. Y al actuar sobre la promesa y la orden que te revela como parte de su estrategia contigo, el resultado de crecimiento y multiplicación será inevitable.


El Desafío de Cosechar Resultados Extraordinarios


Recapitulando: hemos explorado los desafíos de la frustración y cómo puede ser un trampolín hacia un crecimiento espiritual más profundo. Hemos aprendido que, a veces, lavar nuestras redes en la orilla puede llevarnos a la revelación de un Jesús que desea entrar en nuestra 'barca' de desilusión y guiarnos hacia una pesca milagrosa.


Entendimos que antes de ver los milagros extraordinarios, nuestra fe debe crecer hasta el punto de lanzarnos a la profundidad con la sola garantía de una palabra que nos reta. Y ahora llegamos al punto culminante de nuestro viaje, donde nos enfrentamos a la promesa de resultados extraordinarios en nuestra vida espiritual.


Cuando permitimos que la fe nos guíe, cuando soltamos nuestras limitaciones humanas, confiamos en la dirección divina, y obedecemos la palabra de Dios por encima de nuestras dudas y temores, estamos preparados para cosechar una abundante y sobrenatural cosecha.


Así que si estás en el proceso de cultivar tu crecimiento espiritual, no te desanimes por la frustración ni por la falta de resultados visibles. La historia de Simón en el lago de Genesaret nos recuerda que los momentos de mayor desafío pueden ser el preludio de los resultados más extraordinarios.


Crecimiento espiritual


Tu fe, obediencia y disposición para ir más allá de la orilla te llevará a una experiencia de crecimiento espiritual que superará todas las expectativas. Deja que tu fe te guíe hacia aguas más profundas, donde experimentarás una pesca milagrosa de frutos abundantes. Tu viaje apenas ha comenzado, y Dios tiene reservadas para ti bendiciones y resultados extraordinarios que superarán cualquier obstáculo en el camino. ¡Boga mar adentro!


Autor: David Parra

Diseño: Marco Gentile


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