¿Te has preguntado quiénes están detrás de las publicaciones de NotiCristo?
Para responder esa pregunta debo contarte la historia de un grupo de personas que lo dieron todo por un sueño: “Llevar el Evangelio hasta el último rincón de la tierra”:
Cuando conocí a Cristo, en el año 2010, estaba estudiando comunicación social. Y mi amiga Darlis -quien para la fecha era mi compañera de estudios- me predicaba constantemente y yo le respondía con argumentos literarios o científicos.
Pero dentro de mí había un gran vacío, algo que no podía llenarse con la ciencia ni la literatura. Yo era un hombre taciturno y solitario; pues había perdido a mi familia en un divorcio bastante complicado.
Un día acepté la invitación de Darlis para asistir a su iglesia, se llamaba “Amor de Cristo”, y en medio de las canciones y lo que para mí era un poderoso sermón; sentí como el corazón se encendía como una linterna de fuego en mi pecho, y escuché el llamado de Dios. Sin embargo, me resistí y rechacé la oferta con diplomacia.
Desde ese día sentí una gran curiosidad por leer la Biblia. Ya la había leído antes, pero ahora quería leerla desde otro ángulo. Y Dios, que a todos conduce hacia su gloria, me envió un ejemplar del Nuevo Testamento -con Salmos y Proverbios- una muestra gratuita que el Ministerio de los Gedeones distribuye por todo el planeta.
Yo la llevaba a todas partes en mi taxi, un Chevrolet Chevette; al que llamábamos cariñosamente “la Guanábana”; porque era verde y estaba todo picado.
Y un día, debajo del elevado de Yaritagua, mientras esperaba que llegara algún pasajero, me dieron ganas de leer la Biblia y la abrí en el pasaje bíblico donde Jesús dio el Sermón del Monte. A medida que avanzaba la lectura, los versículos y promesas de Cristo me golpeaban con fuerza y amor al mismo tiempo. Cada palabra suya era una saeta que se hundía en mi corazón.
Mis ojos, enturbiados por un sorpresivo brote de lágrimas, no podían creer lo que estaban leyendo. Y se abrió ante mí la revelación de la Cruz. Supe que Cristo y Dios eran uno solo, por tanto, ese enigmático y Todopoderoso Ser, había estado en este mundo, padeciendo igual que yo, incluso peor que yo… Solo para darme la oportunidad de reunirme con Él un día, y vivir por fin bajo el ala de mi Creador.
Esa semana asistí a varias congregaciones buscando mi lugar, y una mañana llegué a la Iglesia Dios con Nosotros, donde un predicador llamado William Zárraga esgrimía un apasionado mensaje desde el púlpito, y sentí que había encontrado el lugar.
El lunes siguiente, después de clases, Darlis me preguntó:
- ¿Por qué no te quedaste en mi iglesia?
- Porque me gustas, y así nunca sabré si estoy allí por ti, o por Dios – le confesé.
Después de esos eventos conocí al Pastor Ramón Aguilar, y a su hijo el Pastor Gamaliel, ellos creyeron en mí y me propusieron invertir los talentos que Dios me había dado como escritor y editor, en el desarrollo de un Boletín para la iglesia que se llamaría Agenda de Fe; y consistiría en un díptico que se pudiera distribuir todos los domingos a cada uno de los integrantes de la congregación, con el objetivo de mantenerlos enterados sobre lo que la iglesia haría durante la semana.
Pero como por aquella fecha, yo estaba desarrollando mi pregrado de comunicación social, le dije a mi pastor Gamaliel:
- ¿Qué tal si hacemos un periódico?
Él, que era un hombre de oído manso, me invitó a explicarme. Y yo continué:
- Pastor, su idea de la Agenda es excelente, porque los hermanos van a estar enterados de qué va a hacer la iglesia en el futuro, y eso aumentará el número de personas que participen en las actividades. Pero después que se realicen, no sería bueno también reseñarlas con un estilo periodístico para que la gente se anime viéndose en un periódico. Sería como tener un medio de comunicación interno de la iglesia.
A él le encantó fusionar su idea con la mía, y ambos convinimos en hacer un periódico que contuviera las noticias de la iglesia, y en la última página, en lugar de sucesos y asesinatos, colocaríamos la Agenda de Fe.
Yo propuse llamarle NotiCristo, y me dijeron que por qué no lo llamábamos NotiCristiano; ya que la palabra Cristo no podía usarse en vano. Entonces contra argumenté que para efectos de publicidad y para llamar la atención de la comunidad no cristiana, el nombre de NotiCristo era más “pegajoso” … Ellos se rieron, y ante mi insistencia nació el nombre que aún lleva nuestro ministerio.
Lanzamos NotiCristo en un aniversario de la Iglesia. La gente se gozaba viéndose reseñados en un pequeñísimo facsímil tamaño carta, doblado a la mitad. Luego incluimos una segunda y tercera hoja, para que el periódico tuviera 12 paginitas.
Imprimíamos el NotiCristo en una impresora HP 120, la más pequeña y débil de su tipo, y nos reíamos diciendo que “de lo vil y menospreciado escoge Dios para avergonzar a los sabios”.
Le llamábamos “la burrita” porque con ella se hacían los 150 ejemplares semanales.
Luego el Administrador de la Iglesia, mi mentor Eustoquio Barreto, vio el potencial del periódico y propuso que la iglesia invirtiera en una impresora de tinta continua para que se pudieran hacer más ejemplares semanales.
Por aquel tiempo Dios me llevaba en un cohete. A medida que aprendía cómo se vive en Cristo, y estudiaba en la universidad, yo incorporaba el producto de mis experiencias e investigaciones al periódico.
Y entonces sucedió el fenómeno que transformaría para siempre a NotiCristo, una iglesia vecina realizó un concierto musical conjuntamente con la nuestra, y NotiCristo reseñó a las dos iglesias por igual.
Imprimimos más ejemplares, y le enviamos a la iglesia IDP un lote para que lo distribuyera entre su congregación.
Luego de IDP, se unió Amor de Cristo, donde estaba Darlis, y ella se convirtió en nuestra primera corresponsal en otra iglesia…
Las noticias que publicábamos ya no eran exclusivas de Dios con Nosotros, sino de las iglesias vecinas. Algunos no entendieron mi visión, pero mis pastores y el hermano Barreto sí lo hicieron; yo quería desarrollar un medio que unificara a la comunidad cristiana.
El primer año se unieron al periódico 57 iglesias de la ciudad, teníamos corresponsales en cada una de ellas, y NotiCristo pasó a ser un medio muy leído en la localidad. Se regalaba todos los domingos en las congregaciones, y teníamos un consejo editor, compuesto por representantes de cada una de las iglesias.
A esa altura Darlis y yo estábamos enamorados, y teníamos el proyecto de casarnos. Y aunque yo tenía una casa, no podía pagar la boda a menos que vendiéramos “La Guanábana”. Así quedaríamos felices… y a pie.
Pero Dios tenía planes distintos. Otras ciudades se enteraron de NotiCristo y comenzaron a enviarnos sus noticias por correo electrónico. Así que establecimos corresponsales en esas iglesias y NotiCristo pasó de ser un periódico Local a uno Regional.
Dios soplaba las velas de NotiCristo de una manera asombrosa; más de 100 personas colaboraban con el proyecto cristiano y sentíamos que estábamos creando algo grande.
Para entonces empecé a pensar en dar el siguiente paso, el periodiquito debía transformarse en un PERIÓDICO con todas sus letras, de tamaño Tabloide, para que luciera como los demás. Después de investigar lo que valdría producirlo en una imprenta offset, supe que era inviable para mi realidad económica.
Pero un día, mientras navegaba por internet, una publicidad en Facebook llamó mi atención; se trataba de una fotocopiadora a color Marca Ricoh MPc2000, que podía imprimir páginas tamaño tabloide, por ambos lados, a una increíble velocidad de 20 por minuto, y con una capacidad de 5 mil tabloides por carga de tóner.
Tenía un valor de 20 mil bolívares.
Esa cifra llamó mi atención, porque para casarme, yo había escrito en el parabrisas de la guanábana un precio de venta:
20 mil.
Supe que Dios me estaba pidiendo lo mismo que a Abraham; quería que le entregara a mi primer amor verdadero, representado en la forma de mi matrimonio con Darlis. Y pasé unos días terribles pensando en la situación.
- Marco -me dijo Darlis cuando notó que estaba pensativo- ¿qué te pasa?
Y así le conté, detenida y detalladamente, la batalla que se libraba en mi mente.
- ¿Eso es todo? – me preguntó.
- ¿Te parece poco?
Ella rió, me tomó la mano y me miró con esos ojos brillantes y milenarios…
- Amor, cuando Dios te pide algo, y se lo das con gusto, te lo devuelve en peso de Gloria… Vende el carro, compra la máquina, y veamos el milagro.
En ese momento, Dios me confirmó que ella sería mi esposa; que no habría otra mujer en el mundo capaz de sacrificar algo tan sagrado como su matrimonio, y mucho menos para regalarle un periódico a desconocidos.
Sin embargo, no pude vender el carro en 20 mil, apenas me dieron 15 mil, y no tenía de dónde sacar los 5 mil que me faltaban. Entonces recibí la inesperada llamada de un antiguo amigo de nombre Miguel Ángel Brito, felicitándome por haber escogido los caminos de Cristo -a pesar de que él no seguía esa ruta- y queriendo visitarme. Cuando lo hizo hablamos de todo un poco, y le llamó la atención los ejemplares de NotiCristo que tenía en una mesita.
Hizo muchísimas preguntas, yo las respondía con sinceridad porque somos buenos amigos, y cuando se enteró de los planes que tenía, y lo que había sucedido con el Chevette, se llevó una mano a la boca y me dijo:
- Yo te voy a dar esa plata que te falta para comprar la fotocopiadora.
Así NotiCristo dejó de ser un periodiquito, y pasó a llamarse “El semanario de la Comunidad Cristiana”.
Quedaba la cuestión de cómo sostenerlo en el tiempo, y se nos ocurrió la idea de colocarle publicidad. Los primeros patrocinantes fueron los comerciantes que se congregaban en las iglesias donde se distribuía.
Fueron tantos los anunciantes que empezamos a imprimir más ejemplares y ya no solo se regalaba en las iglesias, sino que circulaba en los principales quioscos de prensa que había en 7 ciudades del estado Yaracuy. Y junto a periódicos como EL NACIONAL, EL IMPULSO, ÚLTIMAS NOTICIAS, se exhibía también el NOTICRISTO.
Esa fue la época más feliz de mi vida.
Durante 2 años continuamos creciendo, y con respecto a la boda, no necesité dinero; la comunidad cristiana nos regaló todo, nos casamos por todo lo alto sin un centavo en el bolsillo, y hasta pasamos una semana de luna de miel en los cayos de Chichiriviche, ese también fue un regalo de Dios.
Ya estábamos casados, y dirigíamos un Ministerio que abarcaba casi una centena de iglesias. Por ello no he dicho los nombres de nuestros colaboradores porque fueron tantos, que sería injusto mencionar a unos sí y otros no. Pero Dios sabe sus nombres, y les dará su peso en gloria.
Habíamos llegado a nuestra zona de confort, así que Dios volvió a retarnos a través de una publicación en internet; estaban vendiendo una IMPRENTA en Barquisimeto, una ciudad a 20 minutos de distancia. Fui a verla y se trataba de una potente maquina Offset, capaz de imprimir en papel periódico, cosa que abarataría los costos de producción, y tenía una velocidad que jamás se me hubiera ocurrido: ¡3 páginas por segundo!
El precio: 50 millones.
Si vendía las dos máquinas (la de NotiCristo y la de mi empresa M&D Publicaciones) y juntaba mis ahorros, no podría llegar ni a la cuarta parte de esa suma. Aun así, le dije al dueño de la imprenta que me diera 15 días, en ese lapso regresaría con el dinero. Él vio la determinación en mis ojos y me dio la mano.
De allí salí con una sensación de victoria que jamás había sentido, esa máquina era nuestra, aunque no tenía el dinero para comprarla. Mientras regresaba en autobús me decía: “Dios creó el universo… ¿qué son 50 miserables millones para Él?
Y tenía razón. Fui directamente a la casa de mi padre, quien para ese entonces tenía cierta estabilidad económica, y le solté la sopa sin ningún tipo de complejo. Le pedí que me prestara el dinero faltante, y se lo devolvería en dos años.
Mi papá me miró a los ojos y dijo:
- Si me hubieras pedido ese dinero hace 5 años; cuando andabas malgastando tu vida y tus recursos, te lo habría negado. Pero he visto que has cambiado, así que te voy a dar un cheque por 50 millones, y me lo pagarás en dos años… ¿Quedamos?
Fue así como NotiCristo dejó de ser el “Semanario de la Comunidad Cristiana” y se convirtió en el “Periódico de la Comunidad Cristiana.
Durante dos años más, trabajamos de manera autónoma, generando nuestros propios recursos gracias a nuestros patrocinantes, quienes estaban felices de ayudarnos, y nosotros les enviábamos 50 ejemplares a cada uno para que los distribuyesen en sus negocios. Habíamos registrado “La Fundación NotiCristo” y nos constituimos en una Organización Sin Fines de Lucro (ONG).
Fueron los años de las vacas gordas.
Luego empezaron a llegar las vacas flacas, la inflación en Venezuela empezó a dispararse, primero 10%, luego 50%, 100%, 1.000%... Hasta que se instaló una inflación sostenida de 10% diarios. El hambre reinaba en todo el país, la gente huía por desbandadas a través de las fronteras…
Nuestro periódico, que ya abarcaba 4 Estados, tenía un respetable tiraje para ser una publicación gratuita, estábamos llegando a los 3 mil ejemplares. Pero el precio de los materiales se disparó con la hiperinflación, y cada vez era más difícil mantenernos a flote. Pusimos un precio más bien simbólico al periódico para ayudarnos a costear los gastos de producción, pero las dificultades económicas golpeaban por todos lados.
Luego de unos meses la crisis alcanzó también a nuestros patrocinantes, muchos de ellos quebraron y otros se fueron retirando uno a uno. De la centena de anunciantes que teníamos, podíamos contar con los dedos de las manos los que se quedaron.
Fue en esa época, cuando por vez primera, sentí la derrota calada entre los huesos. Con inefable dolor tomé la decisión de apagar la imprenta. Y la maquinaria comunicacional de Dios, enmudeció.
Transcurrieron dos años de disturbios sociales. El país polarizado se entregaba al peor de los enconos. El odio imperaba entre los hermanos. Y cada noche soñaba con volver a trabajar en el ministerio que Dios me había dado.
Al cabo de un tiempo Dios volvió a tocar a mi puerta, y otra vez hacía uso de las redes sociales para enviarme una idea. Noté que la diáspora (la migración que dispersó a los venezolanos por toda Latinoamérica) había conseguido que todo el país se acostumbrara a las comunicaciones digitales.
Todo se llevaba por las redes, y trascendían las fronteras porque los venezolanos se habían inventado la forma de sobrevivir enviando dinero desde el exterior y proveyendo servicios desde nuestro país.
Muchos de los miembros de NotiCristo estaban en el extranjero, así que la antigua red que habíamos creado, ya no era municipal, ni regional, ni siquiera nacional… era internacional.
Hablé con mi esposa y convocamos a la antigua directiva de la Fundación NotiCristo. Les planteé que nuestro proyecto debía migrar de lo físico a lo digital. Teníamos las redes sociales para continuar haciendo la Obra, y ahora se abría un abanico de posibilidades tecnológicas que no requería de tantos gastos de inversión.
Todos estuvimos de acuerdo, y convocamos a la comunidad cristiana nuevamente a participar. Pero ahora, a la par de ser un canal noticioso, nos dedicaríamos al cuidado espiritual de las personas.
Solo quedaba el asunto de la organización. Yo quería mantener a los miembros de NotiCristo integrados por WhatsApp, pero muchos de ellos no tenían teléfono inteligente. Entonces un buen amigo me dijo: “¿por qué no usas Telegram? Es como WhatsApp pero funciona también en computadoras”.
Ese amigo nunca lo supo, pero fue el instrumento que Dios usó para inspirarnos. Como Telegram tenía muchas funciones de entorno laboral, nos imaginamos y creamos un edificio virtual al mejor estilo de un gran periódico. Tiene doce pisos, y en cada uno funciona un Departamento que se dedica a hacer el trabajo de la Fundación.
Esa es nuestra Sede Virtual. Y fue el primer paso para que NotiCristo pasara de ser un Periódico, a un conglomerado de Medios Digitales de alcance internacional.
Desde allí, en la nube, como si estuviéramos en el cielo, hemos trabajado desde hace dos años. Creamos una página web llamada NOTICRISTO y bajo el mismo nombre nos encontrarás en todas las redes sociales, al tiempo que atendemos a una comunidad de 3.000 suscriptores a través de WhatsApp.
Publicamos Series, Devocionales, Testimonios, Artículos, Prédicas de los pastores, Literatura Cristiana y Noticias. Y gran parte de los contenidos responden a las peticiones que nos hace nuestra audiencia
Somos más de 40 personas trabajando desinteresadamente para que Dios pueda bendecirte y glorificarse en tu vida… Diseñando, escribiendo, operando y masificando los principios de Dios de una forma que no solo puedan ser entendidos por la comunidad cristiana, sino por todos los internautas.
La historia de NotiCristo se sigue escribiendo. Somos mensajeros y vamos por el camino descalzos, proclamando la verdad de Cristo hasta el último rincón de la tierra...
Como lo dice el salmista:
“De tus hechos estupendos hablarán los hombres, y yo publicaré tu grandeza…”
Salmos 105:6
Marco Gentile
Presidente de la Fundación NotiCristo
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