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El Autocontrol


Serie: “5 Habilidades para Triunfar”


4.El Autocontrol


Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.

Proverbios 25:28


El autocontrol, también llamado “Dominio propio” o “Mayordomía” es una de las habilidades más difíciles de obtener y conservar. Consiste en gobernar tu mente, cuerpo y espíritu, para que obedezcan a tu conciencia.


Casi todos los errores se comenten cuando perdemos el control sobre nuestros impulsos, y actuamos precipitadamente, halados por un deseo incontrolable de hacer algo. Muchas personas ideologizan la frase “Al cuerpo hay que darle lo que pida” como si la libertad consistiera en comportarse como un animal que hace sus necesidades fisiológicas donde y cuando quiere, solo porque siente el deseo de hacerlo.


Somos más que bestias llenas de impulsos biológicos, o emociones primitivas. Nuestro razonamiento creó los antibióticos, los viajes al espacio, las telecomunicaciones y la “Moral”; un bien intangible, es decir, que no se puede ver ni tocar, pero que sirve de base para que las sociedades no se destruyan a sí mismas, por falta de un bien superior, que solo puede ser perseguido por una especie inteligente y avanzada.


El mal y el caos no existen, solo son la ausencia del bien y el orden.

El aprendizaje de toda persona, cristiana o no, pasa por el descubrimiento de que tarde o temprano, todo hombre y mujer debe aprender a gobernarse, tomar las riendas de su vida y someter sus impulsos a la voluntad de crecer, para convertirse en alguien mejor, y alcanzar los sueños que un día imaginó, cuando se propuso avanzar a una vida plena.


Dios nos ha equipado a cada uno con ciertas habilidades, y una vez que te conoces a ti mismo, porque desarrollaste la habilidad de la “Autoevaluación”, y luego te preparaste para convertirte en un experto en aquello que te apasiona, entonces necesitarás Dominar todo impulso que te aleje de la meta que te has planteado.


No se trata de convertirte en un robot; no es necesario “dejar de sentir”, ni disfrutar de las cosas agradables que esta vida nos hace experimentar. Se trata de vivir con una brújula bien calibrada, que siempre te recuerde de dónde vienes y hacia dónde vas. Pablo lo decía por allá en 1 Corintios 10:23: “Todo me es lícito, más no todo conviene…”


El tema del Autocontrol puede descocerse en cientos de páginas, pero en este capítulo de la serie vamos a tratar 5 aspectos del autocontrol que son cruciales para el éxito.


El control de la ira: El que fácilmente se enoja hará locuras; y el hombre perverso será aborrecido. (Proverbios 14:17) Nuestro humor determina el 80% de las decisiones que tomamos. Aprender a gobernar la ira es crucial para decidir, entre lo que dictan nuestros sentimientos, o lo que realmente nos conviene.


El caos siempre amenaza con destruir un aspecto de tu vida, a menos que tomes una decisión rápida. Allí está el primer error: Las personas que tienen mayordomía evitan tomar decisiones importantes cuando están bajo el influjo de una emoción poderosa. Dice el adagio:Nunca hagas promesas cuando estés feliz, ni respondas cuando estés enojado, ni tomes decisiones cuando estés triste”.


Si eres de los que pierden el control cuando te atacan, existe una técnica para desviar las balas:

1) No expliques lo que te está preguntando, pues no quiere saberlo, solo quiere acorralarte. Pregúntale qué pretende decir.


2) Deja que se explique, la mayoría de las veces cambiará su acusación o burla. Esa es tu primera victoria, la has llevado a tu terreno. Entonces con calma expones tu punto.


3) Déjale saber que te ha ofendido, y pregúntale si esa era su intención.


Pocos detractores se arriesgarán a quedar mal, exponiendo que la raíz de su ataque es personal.


Controlar la ira, te librará de algunas guerras innecesarias, enemigos recalcitrantes y venganzas ocultas. Eso es como desmalezar gran parte de tu camino hacia el triunfo.

El control del tiempo: Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento”. (Proverbios 6:6-8)


Las personas exitosas se levantan muy temprano, y planifican su día, porque saben que la mayoría de las gestiones importantes de la sociedad suceden entre las 8:00 y las 12:00 del mediodía.


Si no eres trabajador nocturno no te acuestes tan tarde; las neuronas mueren con la falta de sueño.


En un solo día no harás todo lo que necesitas, por eso debes enumerar lo que vas a hacer y asignarle un número de prioridades a cada cosa, ejecutando primero las más importantes; de esa manera, solo quedará para mañana las que menos necesitas.


El tiempo sí importa, no te hablo de ser esclavo del reloj, pero aparte de un justo descanso o esparcimiento, no inviertas tiempo en aquello que te aleja de tus prioridades y no te hace crecer como persona.


El control de los impulsos: No solo la ira es un impulso, también están los apetitos sexuales, que mal canalizados te pueden llevar a grandes desgracias. La gula, o el deseo incontrolable por la comida. La “Oniomanía”, es decir, el síndrome de compra compulsiva. El chisme, que a pesar de no ser una enfermedad, es un impulso que la mayoría no puede dominar, y causa estragos en la vida propia y ajena.


Los vicios son un impulso condicionado por nuestra mente, debido a una debilidad o carencia que llenamos con una conducta repetitiva, esto nos causa placer, liberando endorfinas en nuestro cerebro.


La sociedad nos engaña con frases geniales como la del filósofo Virgilio: “Nada añade a las virtudes la falta de vicios”, pero no promueve la segunda declaración Virgiliana: “Ne quid nimis”, que en griego significa: “De nada, demasiado”.


La necesidad de Control: Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aún a sus enemigos hace estar en paz con él (Proverbios 16:7).


Una de las virtudes más elevadas de las personas sabias, es la renuncia a controlar todos los aspectos de la vida; controlarlo todo te llevará a un nivel de estrés y de frustración que lejos de conducirte al éxito, te sumergirá en el fracaso y la enfermedad, o en el mejor de los casos te causará un cuadro de ansiedad agudo, y crearás una atmósfera muy pesada alrededor de tu persona.


La llave está en hacer bien la parte que te toca, gobernar tu impulso de controlar cada situación, o la manía de decirle a todo el mundo cual es la forma correcta de hacerlo. Deja que Dios use a los demás, y si eres líder de un grupo grande o pequeño, aprende a delegar y te darás cuenta que el trabajo de equipo es superior al individual.

Las cosas no tienen que ser siempre a tu manera, debes dejar un espacio en tu mente para lo inesperado, las bendiciones del cielo no se anticipan.


“En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera”. (Eclesiastés 7:14)


Dios tiene el control. “No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre según su obra” (Proverbios 24:29). Renuncia a la venganza, Dios tiene el control de toda injusticia. Cada vez que devuelves mal por mal, se oscurece tu alma, y se abre una puerta para que Lucifer entre campante a tu corazón.


Los triunfadores están seguros de lo que son y de lo que quieren. La Fe en Dios disipa en ellos la duda, porque el triunfo no es llegar a la cúspide, sino escalar la montaña sabiéndose capaz de conquistarla.


Y gracias a Jesús adquirimos control sobre la muerte, basta con aceptarle como único y suficiente salvador para vencerla, alcanzar la vida y plenitud eterna “…donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan” (Mateo 6:20) y ninguno de nosotros volverá a experimentar el dolor de la derrota.


Marco Gentile

Dpto. de Redacción NotiCristo

Dpto. de Diseño: @REDACTRÓNICA en Facebook e Instagram



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